El Mónaco, uno de los clubes más exitosos de la historia francesa, se ve amenazado por el descenso por primera vez en 35 años. Y las finanzas tampoco pasan por su mejor momento en el paraíso multimillonario de Mónaco. En el Principado de los Grimaldi y en la economía del otrora oasis fiscal se desmorona el brillo y la gloria. Y el mal momento alcanzó también al deporte.

El Mónaco, que ayer empató con el Valenciennes, lucha desesperadamente por la supervivencia, tanto deportiva como financiera. El finalista de la Liga de Campeones de 2004 (perdió 3-0 contra el Oporto) ocupa en la Liga el antepenúltimo lugar y se ve amenazado por el fantasma del descenso.

El entrenador, Laurent Banide, se ha percatado de lo serio de la situación. "No tiene buen aspecto, debemos olvidar la calculadora y ganar prácticamente todos los partidos", dijo el técnico de 43 años, que sucedió a Guy Lacombe, despedido en enero tras la humillante derrota en Copa (3-2 en la tanda de penaltis) contra el Chambery, de quinta división. En 25 partidos, los monegascos ganaron sólo en cuatro ocasiones. Pese a todo suman 25 puntos, a uno de la salvación.

El derrumbe del siete veces campeón de Francia no llegó de la noche a la mañana. Comenzó después de la hazaña en la Champions con la marcha del legendario presidente del club Jean-Louis Campora. Bajo el mandato del médico, el Mónaco vivió entre 1976 y 2004 una época de esplendor: ganó cinco títulos de Liga y tres de sus cinco campeonatos de Copa. Campora fichó a estrellas como Klinsmann y Bierhoff, al inglés Glenn Hoddle y al entrenador Arsene Wenger. Del centro de formación deportivo creado por Campora surgieron jugadores como Thierry Henry.

Pero, en los últimos años, Campora abocó también a las deudas al club. En 2003 se evitó a última hora el descenso forzoso por una deuda de 50 millones, pero se le impuso al club duras condiciones. Ahora la situación puede empeorar.