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Esto es una dictadura (1-3)

  • El Málaga planta cara durante 25 minutos al Barcelona, pero acaba a su merced tras el punto de inflexión que supuso el regalo de Camacho a Messi. Busquets mandó en el partido.

El Málaga de los logros es humano. Mucho, por eso sus gestas lo sobredimensionan. Así que pierde como cualquiera, tienes malos días, se le han visto varios ya. Lo que no se le recordaba esta temporada era una manera tan incontestable de caer. No porque sacara la bandera blanca, sino por cómo le hizo hincar la rodilla el Barcelona. El único que le ha metido tres goles este año junto al Cacereño, el único en vencerle por más de un tanto. Y en hipnotizarle, desarmarle y quitarle el balón. Cuando el Barcelona absorbe el esférico, cae la noche. Aparecen rondos escandolosos y ante eso poco se puede hacer. Además, está Messi. Por eso tiene mérito el prólogo de resistencia de 25 minutos sin que chutaran los de Vilanova, que quieren batir los registros que ellos mismos habían firmado.

Nada habría que reprocharle al Málaga de no ser por cómo echó abajo el portón el Barcelona. Fue Camacho quien le regaló la llave a Messi, como si la necesitara. Una cesión aciaga desde el centro del campo. Andaban los de Pellegrini escribiendo el manual de cómo resistir al Barcelona hasta que el maño tiró con esa acción el bote de tinta entero sobre el libro. Como ante el Real Madrid, Camacho pasó atrás sin mirar por el retrovisor. Messi, que nunca se toma un día libre, aprovechó la asistencia que no supieron darle Xavi, Iniesta ni Cesc antes.

Siempre quedará el sinsabor de saber qué habría pasado sin ese error. Si al Barcelona se le hubiera seguido haciendo el campo pequeño y el Málaga habría seguido emergiendo y rellenando su autoestima.

Ya se sabe que con el resultado en contra comienza un partido quimérico. El veneno de 0-1 duró cinco minutos. En ellos Cesc lamió el segundo de zurdazo dentro del área. Pero el Málaga encontró el antídoto y reaccionó buscando a Valdés, que vivió con las pulsaciones altas aunque solo tuvo que estrenar los guantes en un cabezazo sin mala leche de Santa Cruz. Llegó el descanso con el Málaga vivo y a un 40% de posesión, muy pocos han podido escribir eso en su epitafio.

Pero el mundo se acabó a los cinco minutos de la reanudación. Cesc hizo de Messi, Messi de Cesc. Lo hacían como cadetes en el Barcelona. Y el truco es antiguo, pero sigue pareciendo imparable. El catalán pasó como un avión por la espalda de Sergio Sánchez y Weligton se quedó clavado para romper el eslabón en la cadena del fuera de juego. A velocidades tan altas de pensamiento y ejecución poco puede hacer cualquier defensa.

Isco se resistió al carrusel de rondos en el centro del campo. Valiente, continuo y omnipresente en cada conato blanquiazul, él solo no pudo con el imperio que capitanea Sergio Busquets. Es un coloso en el medio, el hijo que quisieron tener Guardiola y Del Bosque. Ayer también actuó como virtuoso. Y a ratos leñador e histriónico. Tiene todo lo bueno y lo malo del fútbol. El eclipse sacó las versiones más reducidas de Camacho y Toulalan. Ellos también claudicaron, como tantos. El tercero de Thiago afeó los méritos del Málaga. No merecían una goleada así. Buonanotte, que sigue bendecido, clavó una falta deliciosa desde la frontal, que Valdés vio entrar como quien mira un Ferrari parado en el semáforo. La grada, que llenó de pasión y calor una noche fría, se merecía algún detalle bueno que llevarse a la boca. El tanto también le dio la razón a los que se quejaron por que el Málaga apenas buscó el disparo a puerta. Pareció querer medirse con el Barcelona, ponerse delante del espejo y demostrarse que también es capaz de escoltar el esférico con mimo hasta la línea de gol. No pasó tanto como de costumbre, así fue difícil infundir miedo en el líder, si es que es capaz conseguirlo.

Aun así, puede que la actitud del Málaga evitara un homenaje como los que el Barcelona se ha dado por otros campos este año. Blanquiazules y catalanes cerraron anoche las mejores primeras vueltas de su historia (el Barça, también la de la Liga). Pero entre ambas hay 24 puntos de diferencia. Solo se les puede felicitar. A día de hoy, no hay nadie en su galaxia capaz de competirles con la convicción del triunfo. Y todavía quedan dos enfrentamientos más con ellos. 

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