Patricia Ramírez. Psicóloga Deportiva

"Si la entrenas, la mente sólo puede hacer que mejores"

  • La expsicóloga de Pepe Mel o Gregorio Manzano lanza un nuevo libro, 'Cuenta contigo'. "Cuando no dan con la tecla, todo es culpa de la cabeza, pero no la ejercitan", critica.

La psicología en el deporte aún se mira de reojo y por encima del hombro. Es ese juguete nuevo que gusta, pero que aún no se sabe cómo funciona y si se sabrá usar. Al otro lado del muro, martillo en mano, se encuentra derribándolo Patricia Ramírez. Es una de las psicólogas más influyentes en España y ha trabajado de la mano de entrenadores como Pepe Mel (Betis) y Gregorio Manzano (Mallorca). El pasado mes de septiembre lanzó su último libro, Cuenta Contigo. Más de 200 páginas llenas de recursos y herramientas para aprender a responsabilizarnos de nuestra vida con ayuda de nosotros mismos.

-¿Tenemos nosotros todas las respuestas a nuestros problemas?

-Para poder aportar al equipo, entendiéndolo como el grupo, la familia, amigos, tienes que estar bien, creer en ti mismo, depender emocionalmente de ti, saber caminar solo, tomar decisiones y solucionar tus problemas. Nunca está mal pedir ayuda, de hecho, sin ella no funcionaríamos, somos seres sociales y ella nos permite sobrevivir. Si esperamos que las personas solucionen nuestros conflictos o nuestros problemas, nos convertiremos en un perfecto inútil.

-¿Cómo de importante es la psicología en el deporte?

-Es fundamental. Cuando le preguntas a cualquier deportista de alto rendimiento en qué medida su éxito depende de su mentalidad suele decir que en un porcentaje altísimo. En equipo en torno a un 60 o 70 por ciento y a nivel individual puede ser del 80 o 90 por ciento. Si sólo te dedicas a ejercitar la parte física y no ejercitas la mente, hay una variable a la que le das un porcentaje de éxito muy alta que no está entrenada y que funciona como viene de serie. Si la entrenas, la mente sólo puede hacer que mejores.

-¿Por qué hay tan pocos psicólogos en Primera División?

-Dos motivos: primero porque creo que existe aún mucho desconocimiento de cómo trabajamos; y segundo, porque no hay presupuesto.

-¿Cuál es la función del psicólogo en el fútbol?

-Hay dos tipos de psicólogos. Uno que trabaja en la cantera y educa a los chavales en valores, trabaja la comunicación con los entrenadores y, si es posible, tiene una escuela de padres y trabajan el fracaso escolar. Luego está el que trabaja con el primer equipo. Es persona de confianza del entrenador y tiene la misma dinámica que cualquier otro del cuerpo técnico, viaja y se concentra con ellos. Yo tenía una charla en grupo con los jugadores. Era obligatoria y deseada por lo lúdica que era. Se trabaja con variables, según el día, y dependía de muchos factores, sobre todo del momento exacto de la temporada por el estado anímico del equipo.

-¿Cuando detectan que el bajo rendimiento de un futbolista se debe a una cuestión psicológica y no a una física?

-Cuando los entrenadores no dan con la tecla todo es siempre culpa de la cabeza, pero no la entrenan [risas]. La mejor forma de detectarlo es hablar con los jugadores y saber qué les pasa. A veces es cierto que puede ser un problema de actitud, negatividad o de falta de confianza, pero no todos los problemas vienen de ahí.

-¿Cómo se supera una larga racha de resultados negativos?

-Con el Betis viví dos. Una en Segunda y otra en Primera con nueve derrotas y un empate [ante el Málaga]. El motivo que lo origina nunca sabes muy bien cuál es. Coexisten muchas variables. Entras al campo con dudas y pensando en no fallar, en lugar de tener la atención en solucionarlo, todo está en prevenir el fallo. Es importante trabajar la confianza, la seguridad, dónde está el talento, inculcar que la suerte depende de las ocasiones que vamos generando.

-¿Y el caso de Sergi Enrich y Antonio Luna?

-Yo no me meto nunca en problemas personales del jugador a no ser que él me lo pida. Siempre que esa infidelidad no influya al equipo o a los menores, me da igual. Fuera de casa, el rival va a aprovechar cualquier debilidad para meterte, sea lo que sea. El vestuario lo que puede hacer aquí es apoyarlo. Si hay un capitán con los valores justos, les habrá llamado la atención y pedido explicaciones. No medir las consecuencias acarrea problemas. No hay nada más peligroso que un imprudente con iniciativa.

-¿Cómo se gestiona una lesión de larga duración?

-Es un trabajo específico. El jugador siempre piensa que se ha lesionado en el mejor momento de su estado. El miedo es: ¿volverá a estar como antes?, ¿volverá a ser titular?, ¿volverá a ser un jugador importante? Siempre los casos negativos. Hay que enseñarles a gestionar ese pensamiento y que estén pendientes a su recuperación y no a lo que puede fallar.

-El caso de En-Nesyri. ¿Cómo se conduce su fama repentina?

-Depende mucho del trabajo previo que se ha hecho en la base. Que se haya trabajado en valores y se haya formado como persona, no sólo como futbolista. Su entorno también debe apoyarle.

-¿Los padres son un problema?

-Existe mucha presión. La figura del padre se debería limitar a animar, para lo bueno y lo malo, y no dar lecciones de entrenador ni presionar ni criticar a éste. Por eso es fundamental una escuela de padres en los clubes, que sea de carácter obligatorio para ellos porque, si no, acaban yendo los que les interesa que suelen ser los que menos lo necesitan.

-¿Cómo se recupera a un jugador que no juega, como le sucede a Michael Santos?

-El que cree que tiene que ser titular y no lo está siendo, en lugar de desesperarse, debe ofrecerse al míster, decirle: 'Estoy aquí para lo que necesites. Acato tus decisiones, dime qué corrijo para estar siempre disponible'. Deben entrenar como si fueran titulares. A veces empiezan a desmotivarse, se desconectan y contaminan a la plantilla y la dividen en grupos más pequeños. Hay que aprender a ser suplente aunque es difícil.

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