"En todos los equipos era el mejor, siempre me han mirado con lupa"
Tissone
Siempre pundonoroso, siempre en ojo del huracán, el centrocampista argentino asegura que convive bien con lo que de él se dice: "Con 20 años me quería toda Italia y no me afectó".
Cuando Tissone habla, se nota el intenso bagaje en su carrera. Momentos altos y bajos, pero más buenos que malos adornan su paso por Italia, el que le coronó como futbolista. Allí coleccionaba elogios y en Málaga un sector importante de aficionados no le pasa una. Convive con ello aislándose en su música y su seguridad. Llama a la calma y confía ciegamente en las posibilidades del equipo, al que pronto ve remontando el vuelo. Gustará más o menos, pero es un tipo genuino.
-Aunque es pronto para hablar de finales, ¿es de esos partidos que en el vestuario se habla que hay que ganar sí o sí?
-Ganar sí o sí lo queremos hacer siempre y esa es la mentalidad, nunca se sale a empatar, ni siquiera en el Camp Nou ni contra el Madrid, donde con nuestras armas intentamos sacar el mejor resultado posible. La mentalidad es ser ofensivos siempre, en cada partido de una manera. Ahora tenemos un partido contra el Espanyol para interpretarlo lo mejor posible ante un rival que no está atravesando el mejor momento en la parte del resultado, porque es un buen equipo, con buena base. No será fácil.
-Al Espanyol lo han pitado en casa por no ganar. ¿En partidos igualados presiona menos jugar a domicilio?
-No, no creo eso. Nuestros resultados te dicen que no, los dos que ganamos fueron en casa. Lo importante en cada equipo es tener una identidad y tranportarla fuera. Para mí no hay diferencias entre jugar en casa y fuera, hablo por mí. Siento la misma motivación. En casa tienes tu apoyo y fuera tienes una presión que da gusto y la asimilo bien. Me divierte jugar en campos tan duros como Atlético y Sevilla, que tienen canchas muy calientes.
-Mirando datos se hace difícil entender la clasificación del equipo. Entre ustedes, ¿cómo se lo explican?
-Nos falta muy poco para tener los tres puntos. Es lo que demuestran los partidos, como el del Betis, donde perdemos un partido donde nos generan poco y nada. Si lo analizas, lo tienes que ganar por dos goles de diferencia. Hacemos todo bien en la parcela ofensiva salvo el gol, nos falta poco. Es más preocupante cuando un equipo no genera ocasiones de gol. Son 38 partidos y estamos en el inicio. Al final obtienes los resultados que te mereces. Hoy por hoy recibimos menos de lo que merecemos, pero el fútbol es así. En nosotros está saber en no caer en los momentos complicados. Si únicamente estamos bien cuando van las cosas como esperas, es fácil.
-¿Pero entiende el pesimismo en torno al equipo?
-Es bastante lógico, no es gente que está en el día a día ni ve lo que hacemos cada semana. Hay gente que ve 90 minutos por semana y nada más, y basa su pensamiento en esto. Pero una persona que vivió el fútbol sabe que el inicio puede ser positivo o negativo y eso no significa que vaya a terminar de la misma manera. Tenemos el ejemplo del Eibar el año pasado, que peleó por la Europa League y acabó descendiendo. Es mejor empezar bien, pero eso no quiere decir que será el resultado que tendrás al final, que es lo cuenta.
-Cuando van fallando ocasiones o pasan los minutos y no marcan, ¿vienen fantasmas a la cabeza?
-No, creo que no. Aparte, en los últimos partidos habíamos marcado, dos contra el Deportivo. No es un fantasma de seis o siete partidos sin marcar, ahí sí es complicado, igual que si estás once partidos sin ganar. No nos pasa, no tenemos continuidad en los resultados, pero no estamos en una dinámica peligrosa, porque además llevamos pocos partidos como para decir eso.
-Desde el punto de vista sicológico, ¿qué hacen durante la semana para despejar la mente?
-¿Problemas sicológicos? ¡Jugamos al fútbol, no vamos a la guerra! No tenemos que manejar problemas. Si piensas eso siendo futbolista, vas por la vida equivocado. Yo hago la vida lo más normal posible. Todos sabéis que me encanta la música y por ejemplo intento incorporarlo a los entrenamientos, antes y después de los partidos. Es una forma de despejarte y de disfrutar de lo que haces. No sólo trabajar es lindo, lo que le rodea también. Quizá a los jóvenes sí les puede pasar pero para jugadores que ya vivimos estar en lo alto y lo bajo estamos más acostumbrados.
-La grada blinda por ahora al entrenador. ¿Esa comunión es básica para salir de ahí abajo?
-Llevamos pocas jornadas. Si ya pretendemos con los resultados que hay que haya una polémica sobre el míster, no estaríamos hablando de fútbol. Si ya se habla de eso, es negativo.
-¿Cómo les afecta todo el lío institucional del que se ha hablado estos días?
-No leo prensa. Sólo me entero cuando me toca entrevista.
-¿Hay plantilla suficiente para sacar esto adelante sin tener que ir al mercado de invierno?
-Sí, lo demostramos cada partido por las ganas de cada jugador y para que a los nuevos que han llegado al club les vaya de la mejor manera. No se ve una necesidad grande de eso. No es mi competencia hablar de ello, yo juego al fútbol, pero el equipo está muy bien. Falta hacer goles y ganar.
-¿Ha llegado ese punto de que cuando juegas ya no se acuerda de la lesión?
-En los primeros partidos tienes el pensamiento de ver cómo te va y calibrar las sensaciones que tienes. Desde ahí ya no pensaba en la rodilla y no pienso ahora. Tengo mi tratamiento y soy precavido, así que gracias a Dios no pienso en la rodilla porque no me produce problemas ni dolores. A día de hoy la ciencia está muy avanzada, la operación fue magnífica. Mi trabajo diario para mejorar cuádriceps y otros músculos que trabajan en la rodilla me ayudan a estar sin dolor, y el hecho de haber trabajado en verano. Es cuestión de tener constancia.
-Dígame la verdad: cuando a uno le toca suplir a un jugador como Camacho, ¿tiene la sensación de que haga lo que haga siempre le mirarán con lupa?
-Yo esa sensación la tengo desde que jugaba con tres años y medio. En todos los equipos en que jugaba era el mejor, me observaban para ver dónde podía ir. Esté quién esté viendo, dirigentes, familia o amigos, todos me miran con lupa. Eso es beneficioso, me mantiene alerta y me hace crecer y me ayuda. Ni para bien ni para mal me afecta lo que se diga de mí. Con 20 años me quería toda Italia y no me afectó. Soy deportista de élite y tengo la cabeza amueblada.
-¿Tiene la sensación de estar cumpliendo bien en el terreno de juego?
-Sí, absolutamente. Estoy haciendo un buen trabajo, estoy muy bien físicamente, puedo ayudar a que mis compañeros cumplan sus tareas lo mejor posible. Mi labor es oscura y a veces no se nota, pero si no se nota es que lo estoy haciendo bien.
-¿Cree que, por el afán de querer ayudar al equipo más de la cuenta, a veces tomas riesgos o se atreves a hacer cosas que no debería?
-No, para nada. Si a un jugador le pesa algo que tiene que hacer algo es negativo. A veces tendrás que hacer otras funciones o verte en otra posición y son fases del juego que nos ocurre a todos.
-Como hombre del centro del campo que es, ¿qué futuro le augura a Pablo Fornals?
-El mejor, obviamente. Es un compañero mío, un chico que crece de la mejor manera, paso a paso, sin volverse loco. Está viviendo un momento magnífico en lo personal, porque debutó con gran pie en el Bernabéu y jugó varios partidos cuando nadie se lo esperaba.
-La última: ahora que tipos como Amrabat o Santa Cruz están a punto de volver, ¿se puede mandar un mensaje de optimismo a la afición de que darán un salto de calidad?
-Nosotros intentaremos dar siempre ese salto de calidad. Ellos nos van a ayudar tanto dentro como fuera del campo, y ojalá estén bien cuanto antes porque son grandes jugadores y grandes personas, pero tampoco podemos estar a la espera de que ellos vuelvan antes o después.
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