Ayer por la mañana Ricardo Rodríguez firmó su desvinculación del Málaga. Atrás quedaron sus labores como técnico del filial, como segundo de Muñiz, como director deportivo. Tres años y medio después, ya es historia en el club. "Sin haber estado entrenando creo que también he crecido como entrenador", apuntó. Sin embargo, los despachos le estaban sentando como una cárcel para lo que verdaderamente se siente: "Mi esencia está en los banquillos. Ahí es donde creo que más puedo aportar y donde me siento más realizado", alegó para justificar su marcha.

Tras arreglar papeles y despedirse de todos los que pudo en La Rosaleda, ofreció una conferencia de prensa para decir adiós a todos los que su memoria le permitió nombrar. "Es un gracias con mayúsculas", comentó el asturiano, que calificó su paso por Málaga como "muy buena en lo profesional y en lo personal". "Me llevo un recuerdo enormemente grato de este gran club que lo único que ha hecho es crecer, y seguro que va a crecer más, porque se están poniendo todas las bases en el plano deportivo, institucional y estructural para que crezca más y dentro de poco sea referencia en el fútbol español", añadió en su despedida.

Además, valoró como lo mejor de todo lo que ha vivido el "descubrir el fútbol desde otro prisma, ya que cuando estás entrenando no tienes idea de cómo es todo por detrás". En el lado negativo, justo el motivo de su adiós: "Estás en un despacho cuando lo que tienes es ese deseo de entrenar". En cuanto a su labor como dirigente, se puso un aprobado: "Tanto este año como el anterior se han hecho dos equipos muy competitivos. Ahora mismo estamos a cinco jornadas del objetivo y las valoraciones hay que hacerlas al final. Si el objetivo se consigue, creo que todos tenemos que estar felices.

Ricardo Rodríguez señaló que ahora se tomará un periodo de descanso y que todavía no tiene en el horizonte ofertas para entrenar.