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El futuro se apellida González

  • Los hermanos Ignacio y Alberto González son dos de los triatletas con más proyección de España En septiembre, Ignacio peleará por el campeonato nacional y Alberto por el Mundial

En la casa de los González, el tiempo pasa muy deprisa. El reloj no marca las horas del mismo modo que lo haría en cualquier otro domicilio. En el hogar de los González, las manecillas se mueven tan rápido que casi siempre faltan horas para todo. Hay que entrenar. Estudiar para no suspender los exámenes. Pasar tiempo con la familia y amigos. Y, por supuesto, descansar para que el cuerpo reserve fuerzas para el día siguiente. Por eso, en las casa de los González, cuando dan las ocho, la vida empieza a andar.

"El despertador suena siempre a las ocho. No puede ser más tarde porque tenemos un entrenamiento muy ajustado. Pero sí tengo que decir que ellos siempre se levantan con mucho ánimo", comenta Ignacio González, el padre de la saga de triatletas. Da igual que esa noche la competición haya terminado tarde, como por ejemplo la del último campeonato de Andalucía que se alargó hasta las cuatro de la mañana. Hay que entrenar, porque si no los resultados a perseguir resultarían inalcanzables.

Ignacio tiene 20 años y Alberto 18, una edad difícil para el deporte de competición. Existen muchas distracciones. Algunas tan simples como que una tarde de risas con los amigos se alargue más de la cuenta. "Ellos salen a divertirse pero son siempre los primeros que se vuelven. Saben que descansar es fundamental para que el cuerpo rinda bien al día siguiente", apunta Ignacio. Porque tras despegarse las sábanas y desayunar toca correr. Y si el cuerpo no se encuentra en las condiciones adecuadas, la toma con el asfalto se vuelve un auténtico suplicio.

Como también es una tarea ardua cuadrar el presupuesto para sufragar las competiciones. "Nosotros mismos somos los que tenemos que poner dinero para comprar las bicicletas, las ruedas o todo el material restante", señala González padre. Es cierto que la mayoría de gastos, salen de la cuenta de los González, pero los buenos resultados obtenidos por los hermanos han hecho que caiga alguna que otra ayuda en forma de subvención o de patrocinio. "La fundación Andalucía olímpica nos ha dado una pequeña subvención, que ayuda a pagar inscripciones o viajes. También ayudan los patrocinadores, como gafas Roberto, pero sigue siendo insuficiente".

Una gran parte del apoyo lo reciben del Triatlón Arcade Inforhouse de Santiago de Compostela, uno de los clubes punteros dentro del concierto español. Son más de 1.000 kilómetros los que separan la capital gallega de Málaga. Casi diez horas en coche o 12 de tren. Se encuentran lejos, muy lejos, pero el destino, en forma de un amigo común, unió sus caminos. "Les comentó que en Málaga había dos chicos punteros y que tenían condiciones. Y no se lo pensaron. Les gusta tener en su filas gente que defiende al máximo sus colores", narra convencido Ignacio González. Y para ello, nadie mejor que los dos hermanos.

Viven juntos. Entrenan juntos. Y, en ocasiones, aunque sean de diferente categoría, compiten juntos. "Nos encanta competir. Siempre vamos con el ánimo de hacerlo bien en cada prueba en la que participemos", dice Ignacio, el hermano mayor, tras completar la segunda de las cuatro sesiones del día -todavía queda el doblete de tarde, en el que combinaran la bicicleta con un leve sesión de gimnasio-. Son hermanos, pero también rivales, aunque entre ellos no hay disputas por vencer. "Entre nosotros no hay malos rollos, ni competitividad. Tan solo hay un pique sano, como el que pueden tener dos hermanos normales". Su buena relación queda patente en las carreras. Cuando las pulsaciones y la adrenalina están por las nubes, Ignacio mira por Alberto y Alberto se preocupa por Ignacio. "Cuando las cosas se tuercen, intentamos ayudarnos. En natación él tira de mi y encima de la bici yo intento marcar el mejor ritmo", asegura Ignacio. Esa máxima, cuando se acerca la línea de meta tampoco se tuerce. "Si vamos los dos en solitario, entramos cogidos de la mano. No vamos a gastar energía en pelar uno contra el otro a ver quién está más fuerte".

En las próximas semanas, el calendario se comprimirá para ellos. El 3 de septiembre Ignacio luchará por hacerse con el campeonato de España sub 23 de distancia olímpica en la localidad gerundense de Banyoles. Poco después, casi sin tiempo para respirar, el 16 del mismo mes, la familia se desplazará a Cozumel, México, para apoyar a Alberto en el campeonato del mundo junior.

Después vendrán las competiciones de clubes a finales de septiembre y a principio de octubre. Por ello, si estos días intentan contactar con alguno de ellos, quizás les sea difícil. Pueden que estén corriendo, nadando, montados en la bicicleta, en el gimnasio o, simplemente, descansando un rato. Porque ya saben: el día en la casa de los González comienza muy temprano.

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