No hubo derrotas. Sólo un vencedor, Lorca. Por su gente, por un futuro ilusionante, Málaga, Valencia y Villarreal cambiaron terremotos por goles en el triangular benéfico escenificado en La Nueva Condomina. Tres buenas recaudaciones para ayudar a levantar cabeza. El equipo blanquiazul no sólo aportó con su presencia gratuita en el bolo. Ofreció a la causa ratos de buen fútbol, especialmente contra el Villarrea, y un gran gol de Buonanotte, de cuchara, para justificar su presencia junto a otros de los grandes aspirantes a las zonas altas de la Liga. El cuadro ché se llevó una victoria simbólica tras vencer al Málaga (2-0) y empatar frente al Villarreal sin goles.
El conjunto de Pellegrini arrancó la noche con un empate. Justo en el marcador, no tanto en los méritos sobre el verde. El cuadro castellonense se adelantó en el electrónico merced a un más que discutido penalti de Monreal a Camuñas cuando éste se aprestaba a encarar a Caballero. Fernández Borbalán decretó la pena máxima y Marco Ruben la ejecutó engañando al meta.
Merecía haber inaugurado el marcador el conjunto blanquiazul. Quien más lo buscó fue Duda, primero en una falta lejana ante la que no dudó en envenenar el cuero, luego con un disparo en juego que hizo sudar a César. Joaquín, como en Sevilla, se mostró muy activo y le buscó mucho las cosquillas a Oriol. En dos de sus incorporaciones, una se quedó sin remate en el segundo palo y en la otra cobró una falta peligrosa a favor.
Como en el amistoso ante el Roda en tierras holandesas, Buonanotte arregló las cosas con un tanto cargado de magia. Se adentró en el área dejando a dos defensores por el camino y le tiró una vaselina corta a César cuando éste se esperaba un remate por bajo. Más cerca incluso que aquel tanto de verano.
Habría sido el gol de la noche de no ser porque Jonas le quiso restar protagonismo. En el segundo encuentro de los blanquiazules, el brasileño inauguró el marcador en otra jugada individual desde la banda culminado con un buen remate para hacer inútil la estirada de Caballero. El tanto obligó al Málaga a arriesgar. El juego fue entonces menos continuo y monopólico que contra el Villarreal. Los de Unai Emery, bien asentados en el campo, disfrutaron saliendo al contragolpe. En uno de ellos, a diez para el final, Feghouli sentenció el resultado. La suerte podría haber sido bien distinta de no ser por la magnífica actuación de Diego Alves bajo palos. Primero abortando un gran chut de falta de Duda, reivindicativo ayer el luso, luego en una acción en la que Van Nistelrooy se quedó solo pero se mostró torpe a la hora de definir.
La emoción de la clasificación final se deshizo en el aburrido tercer encuentro de la noche, cuando los protagonistas blanquiazules ya se habían duchado. Algunos de ellos repitiendo desde el inicio con respecto al once de Sevilla, Caballero, Jesús Gámez, Toulalan, Joaquín o Van Nistelrooy; los Monreal, Duda, Buonanotte o Sergio Sánchez tratando de hacer ruido para encontrar una reválida en la alineación de Pellegrini ante el Granada.
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