Un Valencia sin ideas, que tuvo el balón pero no supo crear ocasiones de gol, cedió un empate ante el Copenhague, un equipo danés discreto y con pocos recursos, que fue capaz de amargar el debut del equipo en la actual UEFA. Fue un partido de baja calidad, en el que al Valencia le faltó consistencia y en el que los argumentos del rival fueron mínimos.
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