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La idea que gustaba a Cappa

ÁNGEL Cappa nos transmitía en La intimidad del fútbol: "En mi barrio aprendí que el fútbol es una pelota que sale bien jugada desde atrás, limpita decíamos, que recorre la cancha de lado a lado acariciada por todo el equipo, buscando la jugada con picardía, con elegancia, con habilidad, con inteligencia, hasta que llega al área contraria y se pone a disposición de cualquiera que la quiera empujar al gol, despacito si es posible". Es uno de los pasajes más entrañables que he leído de siempre. Ver reflejado esto en el Málaga CF es una satisfacción que no se puede explicar. Quería empezar esta semana con esto porque me parece espectacular el nivel futbolístico del equipo en este momento.

Es un gran jugador aquel que tiene la pelota muy poco tiempo, pero la toca muchas veces para que sus compañeros la reciban con beneficio de tiempo, lugar, distancia, y sorprenda al adversario, que queda sin tiempo ni distancia para disputarle la pelota. En estas palabras se puede resumir el juego de Santi Cazorla. Y se puede decir que el Málaga juega al son de Cazorla. Sabíamos que estaba llamado a ser uno de los grandes en este equipo, pero de repente se quedó solo sin Toulalan, sin Baptista, sin Joaquín y se puso el equipo al hombro y tiró del carro con su juego. Sí, sé que no fue uno de sus mejores partidos y que hay que destacar a otros futbolistas, pero Cazorla tiene algo especial y es que siempre quiere la pelota.

Pasemos a hablar del partido. Lo primero a destacar son las declaraciones de Pellegrini el viernes. "No estoy preocupado, es el momento de demostrar que tenemos Plantilla", dijo, o algo parecido. Pues quedó demostrado que el Málaga tiene plantilla. En este momento, juegue el que juegue lo va hacer bien porque el equipo está en una dinámica positiva y entrar así es mucho más fácil. Me gustó y me sorprendió la alineación con Maresca acompañando a Demichelis en la mitad del campo. Le dio buen equilibrio al equipo.

En la primera parte, el partido fue peleado, con pocas ocasiones para ambos y que se fue al descanso con una falta directa sacada magistralmente por Coutinho. Ya cuando todo se transformó en gris con la lesión de Caballero y perdiendo en un campo tan difícil como el del Espanyol, aparecieron los cambios de Pellegrini, que le dieron otro aire al equipo. Con ellos, apareció el que siempre tiene que aparecer en los momentos más difíciles, el que hace poco se desgarraba la garganta gritando los goles de sus compañeros desde la banda. Sí, apareció Van Nistelroy. Su gol es el del trabajo incansable en la oscuridad, el de un profesional como la copa de un pino. El gol que más grité en lo que va de año. Sí, más que el de Cazorla al Madrid por ser el gol de la humildad. A los dos minutos llegó el segundo en una jugada de estrategia, que este año nos está dando muchos puntos. Marcó Demichelis, con el que también hay que reconocer el trabajo de Pellegrini. Tras el partido contra el Granada le dio una cura de humildad y desde que volvió a la titularidad está siendo el jugador importante que tiene que ser en este equipo, jugando de central o de pivote, corriendo por y para los compañeros.

No paremos de soñar e ilusionarnos. La tercera plaza está a tiro y aún tiene que venir el Valencia.

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