14-4

Seriedad, constancia, concentración, continuidad, acierto en el tiro. Virtudes exhibidas con cuentagotas por el Unicaja a lo largo del año confluyeron ayer para sellar una victoria para los anales en el coso de Vistalegre. Las inesperadas son las alegrías más intensas. Se explica con partidos como éste. El Unicaja pone del revés la ACB y revienta al Real Madrid con un portentoso triunfo (73-89) en la guarida del vigente campeón y primero de la liga regular. Sí, el equipo que ayer vestía de verde era el mismo de las 34 jornadas anteriores. Y sí, tiene a un paso, a una victoria, hacer historia en la competición si tumba a las primeras de cambio al mejor equipo de la liga regular. Scariolo bañó a Plaza, Cabezas recordó que en los partidos de verdad hay pocos jugadores más fiables que él y se reivindicó en plaza de primera y el bloque al completo dio el paso adelante necesario para noquear a un Madrid. empequeñecido. Los técnicos y los jugadores apuntaban dos claves en la previa: controlar su rebote de ataque y contener las pérdidas. Se concedieron 20 rechaces en aro propio y se extraviaron 21 bolas (sólo seis en la segunda mitad). ¿Existe la lógica?

El comienzo del partido fue deprimente, aventuraba un desarrollo del mismo distinto al que hubo y parecía constatar los malos augurios. Hervelle comenzó su recital desde primera hora (14-4) y el Unicaja vagaba sobre la pista. El 90% de los encuentros que ha comenzado así de mal el cuadro malagueño en la última temporada (y en la anterior) acabó en derrota más o menos amplia. Ayer el cuadro de Scariolo tuvo la entereza y el coraje para negar la derrota desde el primer contratiempo, obstáculos que no solía superar el cuadro malagueño. Y se enganchó al partido y comenzó a creer en sí mismo y en la victoria. Recondujo una situación mala para combatir.

Honores para Bojan Popovic, que jugó sus mejores minutos con la camiseta del Unicaja en un instante determinante de la temporada. El serbio, con algún error infantil que recordó su versión habitual, cambió el ritmo del encuentro, en defensa y en ataque. Si en principio había mandado Raúl López, Popovic agarró el encuentro por la solapa. Anotó 10 puntos, con dos triples (algo casi inédito en un partido suyo de esta temporada), penetró con confianza y ayudó a remontar el vuelo (26-26, tras triple de Welsch). Santiago daba una solidez inusual atrás (aunque se le escapó algún rebote de más), Berni tapaba bien a Bullock y le obligaba a defenderle en el poste bajo y Germán sacó a pasear su mágica muñeca (26-31, 34-38 tras un 3+1) para asustar. Tres imprecisiones costaron que el partido se fuera al descanso favorable al Real Madrid (41-40), apoyado en el rebote ofensivo (12 al descanso).

Y en la reanudación llegó el vendaval del Unicaja, despojado de sus miserias crónicas de la temporada gracias a un sobrenatural acierto en el tiro. Seguía concediendo demasiados rebotes en ataque y perdiendo demasiados balones, pero en cinco minutos mayestáticos rompió el partido, con un parcial de 2-15, firmado a cuatro manos por Carlos Cabezas y Marcus Haislip, que disparó hasta 17 puntos la ventaja cajista (45-62). Cabezas elevó de los 10 a los 17 puntos la renta. Y rompió el partido. Un triple en carrera en contragolpe, dos tiros libres y una penetración dejando tirado a Raúl López. Y Vistalegre crispado, con la vista en los árbitros y no en el juego. En medio, técnicas a Plaza y Scariolo.

El partido parecía bajo control al inicio del último cuarto (52-68), pero cabía esperar la reacción blanca, que llegó. De la mano de los pendencieros y orgullosos Felipe Reyes y Axel Hervelle. Pero el Unicaja siempre mantuvo una barrera de seguridad fijada en los ocho puntos (64-72). Las antideportivas a Felipe y Tunceri dieron oxígeno. Y el Unicaja se manejó para hacer estallar de primeras la competición.

45-62