balonmanoantonio carlos ortega. entrenador de balonmano

"El juego en España es más táctico; en Alemania, más físico"

  • El técnico malagueño tiene líder a su equipo, el TSV Hannover, en la Bundesliga, la NBA del balonmano

  • Hace más de un lustro cogió la maleta y estuvo en Hungría, Dinamarca, con Japón y en el país teutón

Antonio Carlos Ortega (Málaga, 1971) se retiró como jugador con 33 años, tras los Juegos de Atenas'04. Las rodillas habían dicho basta, pero la cabeza de uno de los jugadores más laureados de la historia del balonmano español estaba orientada para ser un técnico de prestigio. Tras subir al Antequera a Asobal y hacerle jugar la Copa del Rey ha dirigido en Hungría (Veszprem, de 2012 a 2015), Dinamarca (Kolding, 2016/17) y ahora entrena al líder de la Bundesliga, la NBA del balonmano, el TSV Hannover-Burgdorf. Por medio, llevó a un Mundial a la selección de Japón. Una catarata de experiencias que sintetiza mientras hace un paréntesis en el visionado de partidos para atender la llamada de este periódico.

-¿Cómo se siente como el líder de la NBA del balonmano?

¿Volver a España? Está complicado, ahora estamos alejados del nivel deportivo y económico de aquíLo primero que miro para elegir equipo es si hay colegio internacional; mi familia siempre vieneEl título europeo de España fue increíble, hizo un gran juego todo el equipo cuando más difícil es subir el nivelTenemos un deporte difícil de entender para el espectador nuevo; hay que simplificar las reglas

-La diferencia de la Bundesliga es la organización y la profesionalidad, todos los clubes tienen mucha gente trabajando en todos los sectores, que fue uno de los grandes problemas de nuestra Liga, la Asobal. Aquí todos los partidos son televisados, va mucha gente a los pabellones. El jueves vinieron a vernos, por ejemplo, 10.000 personas contra el Kiel en el partido que ganamos.

-¿Es eso lo que le faltó a la Asobal para mantenerse como la mejor Liga?

-A nivel de jugadores sí hubo esa estructura. La estructura deportiva era muy buena, pero no la otra, que igual es más importante. El gerente, si no amateur, era una figura que se dedicaba al club en su tiempo libre, por ejemplo. Cuando vino la crisis, dependíamos del ladrillo y las subvenciones de las instituciones, no había esa base. Si tienes una persona que vive de eso y que está dedicado al 100% a la faceta económica la crisis se hubiera notado también, pero no tanto.

-¿Qué diferencia al balonmano alemán?

-En España tenemos un juego más táctico, aquí es muy físico, el nivel ahí es superior. Quizá una de las cosas que explica el buen rendimiento del equipo es que tenemos buenos pivotes y jugadores en primera línea que son capaces de jugar el 2x2. Petnov y Brozovic son nuestros pivotes, están haciendo una temporada increíble.

-¿Qué tiene de especial la plantilla?

-Llegué ya cuando estaba formada. El equipo había perdido 14 de los últimos 16 partidos de la temporada anterior y querían dar un cambio. Pero me gustaba bastante, la verdad. Tenía posibilidades, para lo que jugamos en defensa y en ataque se acercaba mucho a las características que requeríamos. Un central que maneja el ritmo, pivotes fuertes que ganan la posición, laterales lanzadores y capaces también de jugar 2x2 y buenos finalizadores en los extremos. Hacemos sólo un cambio entre defensa y ataque y eso nos permite imprimir un ritmo alto.

-Marchan líderes con 22 jornadas jugadas de 34. ¿Es posible el título?

-Hay equipos muchos más poderosos. Quedan 24 puntos por jugar. Dos o tres equipos van a la Champions, cinco seguro en total, alguno más probablemente, lo harán en Europa. El equipo hasta ahora está metido ahí, centrado, pero es cierto que cuando todo el mundo el mundo te dice 'qué bien lo haces' pues puedes relajarte. Estamos los entrenadores para evitarlo. Están saliendo las cosas muy bien. En muy pocos escenarios nos podíamos imaginar esto. Estoy en un club que puede crecer todavía, hay muchas empresas importantes en la ciudad, tenemos un director deportivo muy serio y respetado en Alemania, pero puede pegar unos pasos arriba deportiva y económicamente. Firmé dos años.

-¿Qué tal es Hannover?

-Es una ciudad muy cómoda, típica del norte de Europa. Está en el centro de Alemania. Es un poquito más pequeña que Málaga quizá. Tiene 500.000 habitantes, tiene vida. Hay un lago muy bonito, en media hora estás en cualquier lado... Hay mucha comunidad internacional, tienen sede aquí la Wolkswagen y la Continental, hay mucho japonés, también latinos... Es una ciudad muy cosmopolita. Y tiene un colegio internacional muy importante.

-La familia prima.

-Lo primero que miro cuando cambio de equipo es que la ciudad tenga colegio internacional. Viajo con mi familia, es condición sine qua non. Mi representante me comentó la posibilidad de venir a Hannover y le dije que adelante en cuanto comprobé que había un colegio internacional.

-¿Cómo llevan sus cuatro hijos tanto movimiento?

-Tienen 14, 12, 11 y 9 años. Uno se preocupa mucho por ellos, pero se acoplan bastante mejor que nosotros. El siguiente cambio igual puede afectar más al mayor, que está ya en la pubertad. Llevan siete años fuera, el mayor tenía siete cuando nos fuimos a Hungría. Ese fue el cambio grande, cuando llegamos sin saber inglés. A partir de ahí, fantásticamente. El hecho de vivir fuera tiene cosas malas, pierdes arraigo a tu ciudad y a tu país. Pero también cosas buenas. Mis hijos son de mente muy abierta y global. Los cuatro juegan al balonmano, la pequeña ha empezado este año también.

-¿Cómo le ha enriquecido tanto cambio a nivel de entrenador?

-Muchísimo, a nivel deportivo y humano. Mejoras la experiencia a la hora de dirigir partidos, pero también el tratar con dirigentes distintos, que te da mucho bagaje. Te enriquece tener versiones distintas, opiniones y maneras diferentes sobre nuestro deporte.

-¿Y volver?

-Está complicado. En realidad, hay dos banquillos, el del Barcelona y el de la selección, en los que puedes vivir en la élite del balonmano. Al 95% de los jugadores y entrenadores españoles les gustaría volver a casa, a la competición que hace 10 años atrás que era la mejor del mundo, la Asobal. Pero, siendo realistas, ahora estamos alejados a nivel deportivo y económico de aquello y de los mejores clubes. Los que podamos tardaremos unos años más en volver, creo.

-¿Cómo vivió el reciente primer título europeo de la selección que tantas veces defendió?

-Ha sido increíble. En la primera fase estuvo algo irregular España, había tristeza tras perder con Eslovenia. A partir de ahí, contra Alemania, subió como una pastilla efervescente. Hizo un segundo tiempo impresionante, a la campeona mundial, Francia, la barrió y en la final contra Suecia, que estaba jugando muy bien, hizo lo mismo en la segunda mitad. Fue un grandísimo resultado con un gran juego de todo el equipo cuando más cuesta subir el nivel.

-El técnico español, de moda.

-Mira, ahora mismo España tiene al entrenador campeón de Europa de selecciones, Jordi Ribera. También al asiático, Valero Rivera, con Catar; y al africano, Toni Gerona, con Túnez. A nivel de clubes, la Champions la ganó Raúl González con el Vardar y el año que viene dirigirá al PSG. Y la Champions femenina la ganó Ambros Martín con el Gyori ETO húngaro.

-Una pasada. ¿Cuál es la clave?

-Me preguntan mucho lo mismo. Pensando con perspectiva, hace 15-20 años se formó la mejor liga del mundo en España. Los mejores extranjeros venían aquí, el entrenador tuvo que mejorar muy rápido y desde entonces se perfeccionó nuestra escuela. Destaca por la táctica porque no hemos tenido jugadores tan fuertes y grandes como en el resto de Europa. Para meter goles fáciles ellos tiran tan duro que, aunque se les toque, son capaces de meterlos. Hemos tenido que desarrollar otro juego. Hemos tenido pivotes fuertes para el 2x2 y jugar defensa. Ese trabajo táctico, de estudio del rival y preparación del partido, quizá no ha sido tan importante en otros países también grandes.

-¿Y la evolución del deporte? ¿El poder usar siete jugadores en ataque cómo lo ve?

-Tenemos un deporte ya difícil de entender para un espectador nuevo y creo tenemos que simplificar más las reglas, no darle tanta responsabilidad al árbitro. El usar siete jugadores no me fascina, pero tengo que ser sincero y lo he usado para ganar partidos este año. Existe la regla y debes aprovecharla como entrenador. Pero, sinceramente, no me gusta.

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