El líder de los ocho segundos

El Villarreal, con un marcado estilo que explota las transiciones, encabeza la clasificación por primera vez en su historia El equipo de Marcelino se doctora con un triunfo sobre el Atlético

En sólo dieciséis temporadas en la máxima categoría, los aficionados del Villarreal ya pueden decir que han vivido un hito más. Para un club en el que la mayoría de sus socios en sus primeras temporadas en la élite eran abonados del Valencia que aprovechaban la oportunidad para ver fútbol de Primera División domingo sí y domingo también, la historia la verdad es que ha dejado pinceladas para el recuerdo. Nada menos que unas semifinales de la Champions League en el mismísimo Old Trafford, entrenadores con el aura de los ganadores como Manuel Pellegrini...

El crecimiento del Submarino Amarillo, el apodo que siempre le cuelgan a los equipos simpáticos a los que se les atisba poco recorrido, ha sido sencillamente espectacular hasta el punto de ser hoy por hoy uno de los tres o cuatro equipos que pueden aspirar a Champions aparte de Real Madrid y Barcelona. Con una población censada en 2014 de poco más de 50.000 habitantes, la pequeña localidad castellonense es la casa del nuevo líder de la Liga, una situación histórica en la corta vida de un club que se supera a sí mismo. En una temporada, es difícil que supere la hazaña que logró en la 07-08, cuando logró nada menos que un subcampeonato liguero, pero la alegría de verse en todo lo alto de la clasificación es una sensación que nunca vivieron sus aficionados.

Todo es en parte por el trabajo de un loco del fútbol, Marcelino García Toral, quien tras un intento fallido en un grande como el Sevilla, ha encontrado en este club la horma a su zapato futbolístico. Bajo un modelo muy marcado que parte de un sistema defensivo sólido, busca en las bondades de las transiciones su identidad de juego. Pasar de fase defensiva a ofensiva -y viceversa- en el menor espacio de tiempo es una victoria en el fútbol actual y el Villarreal es uno de los mejores exponentes de ello. Fiel al 4-4-2, el equipo de Marcelino cierra los espacios con movimientos de acordeón de sus líneas al más puro estilo Arrigo Sacchi. Mucha presencia activa cuando el rival tiene la posesión y a esperar el momento de la pérdida para aprovechar la posición en el campo de los jugadores contrarios. Ocho segundos tardó ante el Atlético de Madrid en marcar desde que el lateral derecho Mario recupera de cabeza un balonazo de uno de los centrales colchoneros. Pero no ha sido la primera vez. Defensas y centrocampistas del Villarreal tienen la premisa de lanzar el pase largo, en vertical a los puntas, si es posible, en el primer toque de la recuperación. Con ello los espacios son mayores al no tener tiempo el adversario de iniciar la transición ataque-defensa y mientras el futbolista que ha perdido el balón está lamentándose de su error, el balón ya va en dirección a la portería contraria a gran velocidad.

Ocho segundos entre el cabezazo de Mario a Trigueros para que éste, sin girar el cuerpo siquiera, ejecute un pase raso de treinta metros a Leo Baptistao, quien tras una pared con Soldado, bate a Oblak por bajo. Eso es lo que tarda el Villarreal en matar a sus rivales incluso tratándose del Atlético de Simeone, posiblemente el equipo que mejor defienda de la Liga. Jugadores con las características adecuadas que el entrenador de Quinteles (pequeña aldea gijonesa) sabe marcar muy bien han hecho el resto desde su llegada: Giovani, Vietto, Cheryshev, este año Samu Castillejo... aparte de la apuesta fuerte por Roberto Soldado para asegurar un buen número de goles.

En El Madrigal ya avisaron la temporada pasada de que otra vez el proyecto va en serio. Y no es un farol. Si sus enemigos naturales son el Valencia, el Sevilla o el Atlético, lo que ya es un mérito, ya ha hecho doblar la rodilla a este último (lo que no pudieron hacer en Nervión). Además, es un rival que no lleva la presión de otros con altos presupuestos y populosas ciudades atrás. Es el triunfo de lo cercano, de lo breve... Ocho segundos son suficientes.

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