"Nos malacostumbramos, pero queremos medalla"

En el currículum de Marta López (Málaga, 1990) brilla una medalla olímpica. Antes fue subcampeona de Europa juvenil con ella de mejor jugadora del evento. Con 23 años ya es fija en la selección. Por su sangre corre balonmano. Su hermana Cristina también jugó en el Puertosol y su hermano José Carlos, zurdo como Marta, lo hace en Antequera tras haber jugado en Asobal. Ahora es la mejor extremo derecho de la Liga de Francia. Juega en el Fleury, el equipo que más jugadoras aporta a la selección (Bea Fernández y Marta Mangué juegan aquí también).

-Es su segundo Mundial. Jugó uno 19 años en 2009.

-Sí, allí en China quedamos cuartas. Debuté meses antes después de mi primera temporada en Alcobendas.

-Ya se les pide pelear por las medallas.

-Todo el mundo espera eso, también nosotras, pero al final nos estamos malacostumbrado. Nosotras tenemos los pies en la tierra y nos gusta ir poco a poco. El Mundial es muy largo y no hay que perder el partido que no se puede perder. Importa hacerlo bien en el grupo, pensamos en Noruega, que bastante faena es. Si estamos contentas por un bronce olímpico, ellas han sido campeonas, son subcamponas de Europa y mucho más. Son 16 jugadores buenísimas, con mucha disciplina.

-Han patentado el apodo de las guerreras, su imagen vende. ¿Notan que tienen más repercusión?

-Sí, claro que sí. Se nota que han estado bastante medios en la concentración. La Federación se implica más con nosotras y se ayuda a que se reconozca lo que se está ganando, lo que esperamos seguir haciendo. Pero no tiene nada que ver con otros deportes.

-¿Qué tal le va por Francia?

-Es mi segunda temporada. Estoy muy bien, adaptada, muy contenta. El año pasado sufrí el tema de la lesión que me impidió estar en el Europeo, pero en el equipo estoy muy feliz, con varias compañeras españolas. Vivo en Orleans, a una hora de París y por allí paso algún domingo.

-¿Da para vivir el balonmano fuera de España?

-No me puedo retirar y dejar de trabajar como un futbolista, pero sí, se vive. Es un poco todo, tú lo que buscas es crecer como jugadora. El balonmano es muy sacrificado, irse fuera no le gusta a nadie. Vivimos la misma situación que el trabajador que se va al extranjero a buscarse la vida. No todo es cuestión de dinero, también es crecer a nivel deportivo. Jugamos una competición profesional, pagan regularmente, en pabellones llenos o casi...

-Les faltó poco para ganar la Liga el año pasado.

-Un gol, de hecho. Estábamos alicaídas tras perder la final, pero directivos y aficionados nos felicitaban y decían que había que estar contentas, que el año anterior sufrieron para salvarse. Ahora vamos muy bien y estamos en la Recopa. Jugamos en febrero contra el Veszprem, la sección femenina del equipo de Carlos Ortega.

-¿Qué tiene la jugadora española que es tan demandada fuera de España?

-Creo que somos jugadores diferentes, con mucho más carácter y espíritu que en otros países. Hay muchas otras jugadoras con mejor técnica, pero damos un extra de ganas y es por eso que ganamos mucho, tenemos ese plus. El juego europeo es más rápido, más de tiro exterior. Nosotras somos más rápidas, jugamos más entre líneas.Una primera línea española no tiene nada que ver con otra centroeuropea. Tenemos esas características que fuera gustan.