"Mi mente petó antes que mi cuerpo y me dijo basta"
Duane da Rocha. Nadadora
Tras un 2017 en el que tuvo que parar por la fatiga mental, la nadadora malagueña retoma la competición de alto nivel en el Open de Primavera que se celebra en Inacua
Duane da Rocha (Brasilia, 1988) es brasileña de nacimiento y de genética, pero malagueña en todo lo demás. Siente que su sitio es Mijas. El ciclo preolímpico y el postolímpico ha sido verdaderamente complicado. Su mente dijo basta y pensó dejar la natación. Lleva media vida literal compitiendo a nivel absoluto. Tras pasar una situación de semirretiro en 2017, en enero se puso a trabajar de nuevo al poco de regresar a Málaga. Y participará desde el lunes en el Open de Primavera que se celebra en Inacua desde este sábado. Campeona de Europa en 2014, bronce mundial en piscina corta en 2012, olímpica en Londres'12 y Río'16, varias otras veces medallista continental y multicampeona de España... Duane ha recuperado, sin presiones, la ilusión por nadar. En Málaga consiguió sus dos billetes olímpicos. Ahora no particpará en su prueba fetiche, los 200 metros espalda, porque no ha podido acumular el fondo necesario desde que empezó a entrenar. Lo hará en 50 y 100 espalda. Se trata simplemente de disfrutar compitiendo.
-¿Qué sensaciones tiene antes del regreso a una competición de alto nivel?
-Competir en casa es una maravilla, las instalaciones son increíbles y aquí fueron mis dos mínimas olímpicas para los Juegos de Londres y Río. Las dos veces que me he clasificado para los Juegos han sido aquí, en casa, así que el recuerdo es precioso.
-Está de regreso por Málaga tras una etapa en Barcelona que no salió bien.
-Me fui en la temporada 2015/16 para centrarme en preparar los Juegos, pero me salió el tiro por la culata. Tanto centrarme al final me pasó factura y no me vino bien. Estuve hasta los Juegos y después la temporada siguiente en la que no competí mucho. Tuve problemas de salud y me centré en recuperarme de ellos y al final decidí por las circunstancias regresar para reencontrarme y lavarme de tanta natación y competición. Con los problemas que tuve no me estaba viniendo bien forzar la vuelta. Aquí en Málaga la natación viene sola.
-Publicó una carta por las redes sociales en la que pareció que se retiraba.
-Fue para explicar por qué no iba al Mundial, en el que no competí. La temporada pasada prácticamente estuve retirada, estaba centrada en ser yo misma antes que ser importante en la natación y el entrenamiento pasó a segundo plano. La natación no está ahora tan en primer plano como antes, estoy encauzando mi vida para la transición del después de la competición. Pero me gusta nadar, estoy bien, confío en Xavi [Casademont, su entrenador en Inacua]. Mientras me guste y disfrute tampoco veo que tenga que dejarlo radicalmente.
-¿Tiene algún reto en la cabeza?
-No me puse ningún objetivo. Me he recuperado y me he vuelto a sentir yo misma y la natación es parte de mí. Simplemente con volver a competir como yo soy ya será un triunfo, sea el resultado que sea. Quiero sentir que puedo competir.
-¿Cómo le llama la natación?
-Hubo un tiempo en que yo pensaba que la natación me hacía sentir mal y la rechazaba. Antes de los Juegos sentía que tenía una responsabilidad y a la vez la estaba rechazando. Eso me ponía supertriste, algo que está dentro de mí desde muy niña y lo rechazaba. He vuelto a Málaga, la natación no me generaba presión y tampoco la rechazaba, me he relajado. A finales de diciembre me dije 'voy a ponerme a entrenar'. Un buen entreno me hace sentirme bien conmigo misma. Es igual que el que viene aquí a nadar o al gimnasio. Le dedico menos horas y no preparo los 200 metros espalda, sólo el 50 y el 100. Son duros pero no requieren tanto tiempo. Pero me sigo pegando mis madrugones y a las siete estoy aquí entrenando, ¿eh? (risas). A lo mejor no vengo cuatro días vengo tres, en vez de 7.000 metros hago 5.000. Empecé en enero a trabajar duro y para el 200 hay que entrenar mucho, tener un bloque grande de aeróbico detrás. No he tenido tiempo. En la velocidad puedo sacar más provecho del trabajo que he realizado en estos meses. Es otro tipo de entrenamiento y a ver si va bien. El físico y la mente van unidos. Pero el descanso y la nutrición son claves. Si no el cuerpo te pasa factura.
-¿Desgasta más la mente que el cuerpo?
-Mi mente, mucho más. Mi mente petó antes que mi cuerpo e hizo que diga 'Basta, se acabó, tengo que descansar'. Antes de los Juegos no sabía lo que me pasaba. Pero todo iba enfocado a los Juegos, tenía que estar bien pasara lo que pasara. Iba todo muy deprisa, no sabía lo que me pasaba. Después de los Juegos, fui al médico y ya me dijo que tenía un problema mental y que tenía que recuperarme, que era algo serio, ninguna tontería. No es que no tuviera ganas de entrenar, era que tenía un problema.
-Es más difícil diagnosticar un problema mental.
-Si tengo una lesión de hombro sabes que hay que hacer esto, esto y esto. En los problemas mentales no sabes lo que pasa y no sabes cómo reaccionar. Por eso el año pasado vi que no podía dar el 100% físicamente si no estaba bien mentalmente. Hasta que no he venido a Málaga, me he centrado y tranquilizado y he puesto en el segundo plano la natación no he sentido ganas de volver a nadar.
-Desde fuera se ve al deportista de superélite a veces como una máquina que no siente ni padece.
-No es sólo lo que sacrificas, lo que no haces. Yo cuando me dicen que he sacrificado mucho tampoco lo veo así. Un sacrificio es cuando no haces algo que quieres. Yo todo lo que he hecho lo he querido hacer y no he dejado nada que quisiera hacer. Pero es mucho esfuerzo, muchos días malos, dudas... Estás luchando continuamente contigo mismo. Es cada día y es un desgaste. En los deportes minoritarios es algo que se debería tener en cuenta. En mis picos he tenido ocho horas de trabajo físico diario. Media hora calentando, dos horas y media de piscina, hacer abdominales y cardio, descanso y otra vez por la tarde dos horas y media en el agua y una hora de gimnasio. Un día sí y otro también.
-Ha sido campeona europea, medallista mundial, dos veces olímpica... ¿Qué le faltó a su carrera?
-En los últimos Juegos debí hacer más. En los primeros todo es nuevo, coges experiencia. En los segundos ya sabía lo que tenía que hacer. Físicamente estaba bien y creo que podía haber hecho una final olímpica. Pero por las circunstancias no pudo ser y tampoco me puedo reprochar mucho. Mi carrera ha ido así y estoy muy orgullosa de ella. Y he pasado este bache, algo a lo que le doy mucho valor.
-¿Se puede ser nadadora de élite trabajando en Málaga?
-Sí, es posible. Cada nadador es un mundo. Hay gente que necesita estar en un Centro de Alto Rendimiento para estar centrado sólo en el deporte. Otras personas necesitan trabajar duro pero desconectar cuando salen de la piscina y no tienen que estar 24 horas sólo en lo mismo. Se puede ser nadador de élite aquí, seguro. Las instalaciones de Inacua son increíbles, nos abren la piscina a las 6:00 de la mañana, nos dan facilidades de todo tipo. Cualquier deportista de alto nivel fliparía. Aquí vienen a entrenar campeones olímpicos, de Holanda o Francia... Es que el clima, la piscina de fuera, el gimnasio... Es impecable. No se tiene esto en todas partes. Para preparar un Mundial o unos Juegos es ideal.
-Entrena ahora con el grupo de Xavi Casademont, en el que hay mucha gente joven pujante. ¿Ve materia prima?
-La anterior vez que estuvo en Málaga los chavales se esforzaron mucho y van hacia arriba. Ahora hay un grupo muy bueno, de élite, que puede llegar a hacer grandes resultados en absolutos. Tener un buen grupo trabajo es importante. Más que medir marcas importan el nivel de esfuerzo y sacrificio de entrenamiento. La natación es muy dura y entrenar sola es imposible. Necesitas un grupo del que tires algunos días y que otros tiren de ti otras veces, si el entorno y el ambiente es de esfuerzo es como una inercia que te tira más que las marcas.
El futuro después de la natación
Con 30 años recién cumplidos, edad ya elevada para la natación del más alto nivel, Duane trabaja ya en lo que va a ser su futuro después de las piscinas. No se ve con la necesaria constancia para ser entrenadora, pero sí para asesorar puntualmente en aspectos técnicos. Prueba en otros campos. Comenzará en breve un curso para obtener la titulación en azafata de vuelo. "Piden inglés y nadar bien, ambas cosas las tengo. Después hay que estudiar la parte técnica", explicaba la malagueña, que también ha empezado una colaboración en las redes sociales con la marca de bañadores Jaked. En 2003, con 15 años, ya competía a nivel absoluto. Y a ese esfuerzo por pervivir en la élite ha estado dedicada toda su vida. Ahora toca enfocar hacia otro lugar el futuro profesional.
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