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En el momento justo

  • Regino Hernández afronta en Pyeongchang con 26 años sus terceros Juegos Olímpicos

  • "Sabemos que estamos ahí, el objetivo son las medallas", dice

El transcurso de la vida se entiende desde una constante toma de decisiones. De ellas depende la experiencia del ser humano en su libro particular. Las hay buenas y menos buenas, de las que conviene aprender. Para una de las primeras tuvo lucidez Regino Hernández (Ceuta, 1991) con cuatro años, cuando pensó que debía cambiar los esquís por la tabla de snowboard. 22 después pisará sus terceros Juegos Olímpicos. "Me siento afortunado de hacerlo con 26, es algo increíble", sostiene él.

Ceutí de nacimiento, malagueño de adopción, el snowboarder entrará en un grupo selecto. Junto con la nadadora María Peláez (5) y el regatista Félix Gancedo (4), se convertirá en Pyeongchang en el deportista -el hombre que más temprano consiguió el triplete- de la provincia con más participaciones en la cita de más quilates del deporte.

"Todo empezó porque mis padres montaron una tienda en Mijas y empezaron a hacer snow. Poco a poco nos fuimos metiendo todos los de la familia", recuerda Regino de sus primeros pinitos con la que hoy es su profesión. Un negocio de material de deporte extremo que sin pensarlo mucho lo soltó un día en Campeonatos de Andalucía y España. En esas, la Federación creó un equipo de tecnificación donde se le hacía un seguimiento a los jóvenes con duende de un deporte con poco seguimiento por entonces. "Se nota que es un deporte en auge, cada vez hay más estaciones, más gente en ellas y que nos siguen en competiciones", sostiene con perspectiva. Un imberbe Regino, 13 años, al que le tiraba el freestyle, se decantaba por el Big Air. Con 16 se le abrió la primera puerta en la ciudad italiana de Valmalenco. "En un Campeonato del Mundo junior me metieron en el equipo de boardercross porque había un hueco. Se me dio bastante bien", rememora el malagueño, que alcanzó la décima posición en su primera aparición de renombre.

Con los Juegos Olímpicos de Vancouver ya en la mochila llegó una de sus mejores fotografías. En 2011 abrazó el oro en el Mundial Junior de boardercross, siendo el primer rider español en conseguirlo. "Ha sido uno de los momentos de mi carrera, la primera vez que conseguí una victoria en un campeonato importante. Tengo un gran recuerdo", reconoce de un instante clave en lo que vendría después. Regino, que intentaba picar en todas las modalidades del snowboard, decidió focalizar su vida al boardercross.

Se explica la trayectoria de los elegidos desde el éxito constante, el cual no es el caso del malagueño, que sí tocó la cima, pero no de manera regular. Dos triunfos en Copa del Mundo -el último en la localidad suiza de Montafon el diciembre pasado- y un subcampeonato mundial en Sierra Nevada por equipos el año pasado. Un punto culminante aderezado con uno de los instantes más amargos de su carrera. Días después de la plata perdió la vida su entrenador Israel Planas a causa de un infarto cerebral. "Nos acordamos bastante de él", explica Regino, que lo acusa de su ascenso: "Si estamos a este nivel es culpa suya".

Antes de Pyeongchang, el rider degustó Vancouver (2010) y Socchi (2014). Un 31º puesto en Canadá y un 21º en Rusia le dieron horas de vuelo. "Tengo recuerdos muy buenos. En 2010 tenía 17 años -fue el más joven de la expedición española- y me encontré un poco por sorpresa lo de ir a los Juegos Olímpicos", admite, de dos citas donde ganó experiencia: "Fueron dos competiciones donde pude aprender mucho".

Se saldaron ambas con un denominador común, las caídas. Como desgranó entonces, la cabeza le jugó una mala pasada en los instantes clave. La palabra final lo achantó y acabó lejos de ella en sus dos Olimpiadas. Como parte del proceso de aprendizaje, no rehuye Regino de admitir que la ayuda psicológica cada vez produce más beneficios en el deportista. "Alguna que otra vez he ido a alguno deportivo para ayudarme en algún problema que haya podido tener y es un soporte bastante importante", argumenta. Afronta en la ciudad coreana una lucha interna contra su mente, para la que ahora se ve más preparado. "El cambio es que ya sé en lo que fallé. Intentaré tomarme la prueba como una más para no ponerme nervioso y fallar por culpa de esos nervios", aprueba.

Llega Pyeongchang en la fecha precisa para Regino Hernández. Un momento donde los snowboarder programan el pico de forma, alcanzado tras disputar varias Copas del Mundo en enero. No pasó del 12º en Bansko (Bulgaria) y del 14º en Feldberg (Alemania), pero sus vibraciones son buenas. "He podido ver cómo estoy y llego bastante bien, la verdad. Es la vez que mejor estoy en mi carrera, tanto física, técnica y mentalmente. Con muchísimas ganas de que empiece", deja caer Regino, que aterriza en Corea del Sur noveno del mundo en boardercross, siendo el español mejor clasificado. También con la ambición de arañar algo grande en el apartado individual.

Bailará en una pista desconocida para él, una vez que no pudo estar en la anterior Copa del Mundo celebrada en suelo asiático por una lesión de rodilla. Ello no es óbice para poner las miras altas, consciente del perfeccionamiento que requiere. "El objetivo son las medallas y no es algo que sea imposible. Sabemos que estamos ahí adelante y que si tenemos un día bueno podemos conseguirlo. Es algo que es probable", asegura con hambre, a lo que recalca: "Satisfecho del todo acabaría con una medalla, que es lo que querría cualquier deportista. Voy a dar el máximo de mí y a intentar hacerlo lo mejor posible".

Nunca se intuye sencillo campeonar en la gallina con los huevos de oro del deporte. Su tesoro más preciado, unos Juegos Olímpicos. Para los que Regino admite no tener receta para hacer frente. "Rutina no tengo ninguna clara antes de competir, simplemente estar centrado y relajado", resume con claridad. Aunque las Olimpiadas de Pyeongchang comenzaron el pasado viernes, el malagueño no entrará en liza hasta el miércoles, 15 de febrero. A las 3:00 (hora española) -mediodía en Corea del Sur- tendrá lugar el clasificatorio, siendo a las 5:30 el momento cumbre, las eliminatorias por las preseas.

El boardercross posee un carácter de imprevisibilidad que le da emoción, más pese a ello los grandes rivales son el australiano Alex Pullin y el francés Pierre Vaultier -actual campeón olímpico y del mundo-. También Lucas Eguibar, su gran compañero de hazañas en la competición por dobles, que no habrá en estos Juegos. "Llevo bastante bien competir contra él, tenemos que hacerlo en cada Copa de Europa. En el momento en el que me pongo en el portillón me da igual quién hay al lado, todos son mis rivales y cada uno lucha por sí mismo", asegura Regino.

Atendiendo a sus sensaciones parece la gran oportunidad del malagueño. Seguro de haber aprendido, en la pista se ve con el feeling y el hambre para hacer el vuelo de vuelta con una medalla en el cuello. La empresa requiere de una actuación cum laude ante el resto y de un control supremo de uno mismo, su lunar en el pasado. Será su gran lucha para abrazar la gloria, que desea. Sea como fuere, la pasión por el snowboard le permiten no ver aún el horizonte. "Me queda mucha cuerda", recuerda a modo de despedida. Pyeongchang le espera.

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