Una de esas noches

Al Unicaja se le abren las puertas del 'Top 8' si esta noche derrota al CSKA. El público responde a la llamada del club, se han vendido varios cientos de entradas y habrá ambiente.

Jasmin Repesa dialoga con Marcus Williams durante un entrenamiento esta semana.
Jasmin Repesa dialoga con Marcus Williams durante un entrenamiento esta semana.
José Manuel Olías

21 de marzo 2013 - 05:02

Entre diciembre de 2006 y febrero de 2009 el Unicaja ganó de manera ininterrumpida 23 partidos de Euroliga en el Martín Carpena. Perdieron Barcelona y Cibona tres veces. Dos Lottomatica (con Repesa al mando), Aris, Le Mans y Maccabi. Y una Panathinaikos, Benetton, Dynamo, Lietuvos, Armani, Efes, Olympiacos, Avellino y CSKA. Una racha cuyo grueso se firmó con Sergio Scariolo y la rubricó Aíto. El Maccabi y el Panathinakos fueron el principio y el fin. Como rédito quedó una presencia en la Final Four y un aura de inexpugnabilidad que convirtió al Carpena en un cementerio de campeones. Desde 2004 a 2009, cuatro clubes que levantaron el trofeo habían perdido antes esta temporada en el Carpena.

Esta es una de esas noches, como las de aquella época mágica. Un jueves ya de primavera en el que parece que la lluvia ha remitido y hay pocos planes mejores que acudir al Martín Carpena a reventar las gradas. La afición se ha movilizado, no a niveles extraordinarios, pero sí ha ofrecido muestras de que está ahí esperando una señal para volver. Se han vendido 750 entradas con la fórmula lanzada el martes de localidades a cinco euros para abonados de Euroliga y de Liga Endesa. Y aún queda esta mañana para engancharse. Además de los habituales de la competición, habrá refuerzos. Seguro que quien fue a ver al Panathinaikos y contempló cómo besó la lona el gigante griego tras los tres directos a la mandíbula de Marcus Williams volverá.

El Unicaja se ha ganado un voto de confianza con su radiante último mes de competición. Con más resultados que juego, es cierto, pero seguramente optimizando las cualidades de esta plantilla. Una defensa que ha dejado a los rivales en menos de 70 puntos en siete de esas nueve victorias desde principios de febrero, la varita de Williams, los atributos de Zoric, la progresión de Vázquez o el repunte de Simon son algunos ejemplos individualizados, pero nada se consigue sin el compromiso colectivo y la mejor coral del bloque de Repesa, que hace los partidos desagradables para los contrarios. Se han ganado cinco partidos a domicilio y se ha tumbado a Bilbao, Panathinaikos o Real Madrid. Cuando un fenómeno se repite no es casualidad, como cuando se perdía de manera continua.

Para comprender la dificultad de la tarea de esta noche se puede hablar de los 30 millones de presupuesto del temible CSKA, del regreso del laureado Ettore Messina tras tres años repartidos entre Madrid y Los Angeles, de una plantilla inacabable cuyo jugador más bajo mide 1.93, sólo hay tres por debajo de los 2.00 y el promedio de estatura se eleva a 2.04 metros. Con Teodosic y Papaloukas al mando, la explosividad de Weems, la batería de pívots con Krstic Y Khryapa al frente...

En fin, de un transatlántico que habla lenguaje de Final Four y al que el Unicaja puede meter hoy en un lío, como el que le formó en enero en Moscú, cuando Marcus Williams regaló una de sus grandes exhibiciones con MVP de regalo. Aquel día el Unicaja venció por 13 puntos (81-94), la primera victoria de la historia en Rusia sin Perovic y Panko, con Simon y Vidal jugando de cuatro ante los gigantes rusos y con 16 triples. En la carencia encontró Repesa la fórmula para ganar. El técnico croata transmite optimismo. Sabe que con tres victorias el Unicaja estaría en el Top 8. Y que vencer al CSKA le colocaría a sólo un triunfo y con duelos pendientes ante el Real Madrid y el Panathinaikos. Una victoria esta noche vale un buen trozo del billete para el Top 8. El Carpena encendido vale algún punto más. Todos sanos en el Unicaja, todos sanos en el CSKA. Un partidazo, una de esas noches.

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