"La primera vez que salí fue más duro, era un niño; ahora quiero disfrutar"

Ayer, como tantos días, Manuel Gaspar Haro se sentó en su descapotable rojo en La Cala del Moral para ir a La Rosaleda. No fue un viaje más; el paleño se personó para recoger sus últimos enseres, botas y material deportivo, y respetar su liturgia de entrenamientos aunque esté de vacaciones. Ya no volverá más como jugador del Málaga. Lejos de melancolía, ayer disfrutaba en la playa con las tres mujeres de su vida diaria, las que marcarán su decisión de futuro. Forjado en el glorioso filial de Antonio Tapia (03/04), nunca fue titular ni un virtuoso del balón, aunque ahora el vestuario pierde su carisma, su alma y pegamento para los nuevos. Añorará a Apoño, al que da tanto valor futbolístico como a Xavi, y se irá con la cabeza alta. El club no le dará un homenaje, pero él se despedirá con una carta abierta a la afición en la página web. Manolo se va, sólo físicamente.

-¿Qué titular le pone a su salida?

-Eternamente agradecido por todo y a todos. En mi salida se han portado muy bien. La historia ha sido un poco rara porque a principios de temporada parecía que iba a mejorar mi contrato, pero conforme avanzó la temporada y con el cambio de entrenador ya se vio que el equipo quería otra cosa. Uno no es tonto e intuye las cosas.

-¿Se va dolido o fue más dura su marcha cuando se fue del filial?

-No. Se me estaba haciendo pesado el no jugar, es algo que te quema. Con mi edad quiero disfrutar del fútbol, por eso no me duele tanto. No es la primera que salgo. Es cierto que la primera vez me costó mucho. Ahora tengo mis niñas; en la anterior vez era sólo un niño.

-¿Le da una rabia especial irse viendo lo ambicioso del proyecto?

-Me da rabia el hecho de irme. Aunque no fuera un proyecto de Champions, sino para mantenernos, me hubiese quedado igual de feliz. Son tiempos bonitos para el Málaga y cualquiera daría todo por vivirlo. De todos modos, me sentiré partícipe a la distancia. El Málaga aspirará a muchas cosas y estoy deseando empezar a disfrutarlo.

-Pero ayudó a echar semillas para ese proyecto.

-Está clarísimo. Si el equipo hubiera bajado, Van Nistelrooy no habría venido. Los equipos los hacen los suplentes.

-Vaya cambio: de un posible descenso a fichar a un jugador como él.

-Me acuerdo de todos los partidos en los que al terminar decíamos "qué mala pinta tiene esto". En esos momentos la gente de la tierra ha sacado lo que tenía que sacar, y estoy muy orgulloso. Los de invierno han aportado su calidad, pero en los momentos malos ellos estaban el doble de hundidos que los que estábamos acostumbrados a vivir esto. Para esos jugadores hemos sido un punto de apoyo, funcionamos bien para que no se hundieran cuando estaban perdidos.

-Usted era un personaje central en el vestuario. ¿Se sentía cómodo?

-Me hubiera sentido muy a gusto jugando más. Es verdad que tenía todo el cariño con los compañeros y eso es muy importante para mí. Yo sé y ellos saben que, en mi caso, siempre he intentado hacerlo lo mejor posible.

-¿Hasta qué punto es importante no perder en el vestuario caracteres de ese corte?

-Lo saben los que mandan. Pellegrini no viene de entrenar a infantiles. Sabe lo que se necesita en un vestuario.

-¿Su futuro será una decisión más familiar que deportiva?

-Puede ser. Buscaré un sitio donde pueda jugar. Ahora le doy importancia a jugar mucho y disfrutar en el campo. Tengo 30 años pero físicamente estoy como cuando tenía 26. Quiero llegar los domingos reventado a casa, me da igual si es jugando en Primera o en Segunda.

-¿Pesa mucho la etiqueta de eterno suplente de Jesús Gámez?

-No pesa porque sabemos que él es un gran jugador. Obviamente, nadie está contento en el banquillo. No es fácil dar lo mejor de ti si cuando tienes continuidad a los tres partidos te la quitan.

-¿Se va con la conciencia de que la afición sabe que usted dio lo mejor de sí mismo?

-En ese aspecto estoy tranquilo. Siendo mejor o peor, la gente se da cuenta de eso. La afición es espectacular. Ahora traerán jugadores al nivel de la afición y la ciudad. Acabando la temporada se veía que era un locura lo de esta gente. Siempre ha habido buena afición, pero encima desde que vinieron los nuevos dueños la gente se ha vuelto loca. Esperemos que siga así y puedan disfrutar mucho.