Una veintena de personas esperaron a las puertas del Hotel Vincci la llegada de la selección española de baloncesto. Los nervios y las ganas de los aficionados por ver a sus ídolos estaban a flor de piel, pero poco a poco la impaciencia fue tomando parte en sus rostros.

El vuelo que transportaba a los chicos de Scariolo, al que no se le vio en el hotel, aterrizó con retraso en el Aeropuerto de Málaga y a partir de ahí las piezas de dominó (llegada, autógrafo y foto) tuvieron que posponerse. En las cercanías del Vincci hubo tiempo para todo. Una niña repasaba con su madre los nombres más importantes de la selección. "Pau. El mejor de la selección se llama Pau, hija", le decía la madre con cierta ternura. Mientras que tres niños, cada uno con su respectiva bicicleta, daban vueltas alrededor del hotel por si a los jugadores se les ocurría entrar por alguna de las puertas traseras para no ser vistos.

A las 17:25, con más de una hora y veinticinco minutos de demora sobre la hora esperada, y al grito de "ya vienen", la multitud se agolpó en una de las esquinas de la calle para, a lo lejos, contemplar el autobús negro de la selección.

No presentaban demasiadas medidas de seguridad. Tan solo dos motoristas de la policía nacional escoltaban el camino de la expedición española a su lugar de descanso en estos días.

El bus aparcó sin ningún tipo de contratiempo. Los aficionados formaron un pasillo para dejar hueco a los jugadores. Todo estaba preparado y finalmente las puertas se abrieron.

El primero en poner pie en el asfalto fue Felipe Reyes. El capitán del Real Madrid entró serio y veloz en busca de su habitación. Tenía prisa. Tanta que cinco minutos después de su entrada ya apareció con ropa de calle en busca de un taxi.

El resto de jugadores blancos, o que el pasado año lo fueron, aparecieron juntos. Sergio Llull y Sergio Rodríguez charlaban animosamente, mientras que Rudy Fernández firmaba autógrafos y se paraba para hacerse algunas fotos.

Nikola Mirotic, Víctor Claver, Ilmane Diop y José Calderón, también muy buscado por los fans, bajaron solos y ordenadamente en fila india fueron recibidos por los miembros del hotel.

Ya habían bajado casi todos. Sólo faltaba Pau. Pero nadie se movió de su lugar porque era al que todos querían ver con sus propios ojos. "Claro que queremos verlo. Está en la NBA. Para una vez que viene...", se escuchó entre la multitud.

El catalán apareció con una leve sonrisa. "No me imaginaba que fuera tan grande", soltó un niño cuando se colocó a su lado. Y es que, segundos después de que cogiera su maleta, todos y cada uno de los presentes hicieron un corro para verlo más de cerca. Pau mantuvo el rictus. Atendió en la medida que pudo las peticiones de fotos hasta que un miembro del cuerpo técnico de la selección se lo llevó del brazo.

La selección se entrenará hoy en horario de mañana y tarde como preparación para el partido de mañana a las 20:45 que le enfrentará a Lituania. Quedan a la venta menos de mil entradas.

El COE publicó ayer la lista de lo doce elegidos por Scariolo para los Juegos. En la lista final incluyeron el nombre de Marc Gasol. Esto no quiere decir que el jugador vaya sí o sí a Rio, sino que lo esperarán hasta el final. Si no se recupera de la lesión, Hernangómez o Diop ocuparán su lugar.