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La temporada en 40 minutos

  • Vaivenes En un partido de continuos giros, el Unicaja no desplegó el juego fluido con el que comparecía, pero demostró mucha fe Trabas Saúl Blanco y Archibald fueron bajas de última hora, el lastre de todo el año

Desconcertante. A ratos ilusiona y, por momentos, parece un equipo mediocre. A veces despliega un gran baloncesto y otras comete errores de principiante. La sentencia, que resume las sensaciones experimentadas durante toda la fase regular, es también aplicable al importantísimo partido de ayer. En su mejor momento de la temporada, el equipo malagueño no compareció en La Fonteta con el buen juego, fluido y seguro, de los últimos compromisos, pero a cambio mostró espíritu y fe, mucha fe. Le vale para tener las semifinales a tiro.

Las semejanzas con la temporada comenzaron en la previa. Saúl Blanco sufre un golpe en el gemelo en el último entrenamiento en Málaga y Robert Archibald un golpe en su espalda. Ninguno pudo ayudar al equipo. Otra vez las lesiones. El equipo malagueño, sin embargo, se sobrepone a las circunstancias. Está a punto de romper el partido en tres ocasiones, con rentas que son anuladas por el Power Electronics con una gran facilidad. Pero de nuevo surge el problema de las lagunas de concentración. Además, la dirección de equipo flojea, con un Cook desacertado y un Dowdell desaparecido; Welsch se desquicia; Freeland es incapaz de imponer su calidad bajo los aros; el equipo no encuentra un referente ofensivo. Males que se han sucedido a lo largo de la temporada. El Unicaja también tuvo a su Dixon. Fue Gary Neal, inspiradísimo en el inicio de la segunda mitad. El norteamericano, como su predecesor, ilusionó a la parroquia cajista, pero volvieron las penas. Parcial de 23-2 y, de nuevo, a pensar en lo peor.

Pero a este Unicaja le gustan los retos. Con Freeland en el banco por sus cinco faltas, emergió Omar Cook. El base anotó 18 puntos en ocho minutos. Mostró su mejor cara, pero estuvo a punto de estropearlo con una mala decisión en el penúltimo ataque malagueño lanzando un triple suicida. Subidón y, otra vez, desconcierto.

Sólo faltaba el azar, el mismo que ayudó al Unicaja a escalar hasta la quinta plaza. Y se encarnó en la figura de Zabian Dowdell. Cosas del destino. Un base, la posición que más problemas ha dado esta temporada, el tercer base que se vio obligado a fichar el Unicaja, decidió el partido con una canasta ganadora. Sí, desconcertante.

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