Cómo vivir en una cultura dispar

La habitual amabilidad asiática choca con actos absolutamente repudiados en Occidente "Si no aprovechas tu tiempo libre te vuelves loco", dice Bullejos

Los preparadores malagueños juegan con un balón cedido por Oteros Sport en el Puerto de Málaga.
Los preparadores malagueños juegan con un balón cedido por Oteros Sport en el Puerto de Málaga.
F. N. Málaga

05 de febrero 2016 - 05:02

"En China es habitual que las personas expulsen sus gases sin pudor delante de los demás. Ya sea en los entrenamientos, en el trabajo o en el autobús. No lo ven algo raro", comenta Rueda ante la confirmación de sus compañeros. Se han encontrado con un país servicial en su gran mayoría, pero frío y con costumbres que en España estarían mal vistas.

Los cinco aseguran que "si eres escrupuloso, no comes en China". Campaña, por ejemplo, comenta una de sus experiencias al ir a un supermercado: "Pedí pollo y me preguntaron cuál quería. Los tenían vivos y mataron uno delante mía. Después limpiaron la tabla por encima y continuaron despachando".

La comida es uno de los grandes problemas con los que conviven cada día. "El concepto de comida china que tenemos en España no tiene nada que ver con el real", dice un Megías que señala su dedo anular para indicar el tamaño de las guindillas con las que acompañan los comidas. Ante esto, Bullejos lo tiene claro: "Yo si veo que me van a echar algo rojo les digo que no".

A la hora del primer almuerzo, este grupo de entrenadores se sorprendió por la forma en la que los habitantes locales comían: Lo lógico es acercar el tenedor o la cuchara a la boca, allí casi meten la cabeza dentro del bol y cuando acaban tienen toda la cara llena de restos de comida".

Aunque verdaderamente donde sufren de verdad es en su tiempo libre. La diferencia horaria provoca que, mientras ellos descansan a media mañana, sus familiares y amigos estén durmiendo en España. "Tienes que intentar hacer cosas, salir a correr o tomar una cerveza con alguien. Si no aprovechas el tiempo libre que tienes, te vuelves loco", asegura Bullejos.

El idioma, por descontado, es otra de las barreras, aunque dicen defenderse "gracias a los traductores de los teléfonos móviles". Sin embargo, la añorada calidad de vida española siempre está presente en sus mentes. "Echo de menos dar un paseo, el sol o simplemente ver a una pareja cogida de la mano. Esa frialdad que tienen los chinos es complicada de llevar", dice Campaña. Por ello, los cinco próximamente regresarán a China pero, esta vez, con sus parejas para que la estancia sea más agradable.

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