Están vivos (70-81)
Bilbao basket-unicaja· la crónica
En un ejercicio de seriedad, el Unicaja ofrece su mejor versión en Bilbao para ganar con autoridad. Paso adelante coral, con apariciones estelares de Printezis y Freeland para decantar el duelo
La metamorfosis en 48 horas. Otro equipo distinto al del Pireo. Otro rival enfrente de menor nivel, hay que admitirlo, en Bilbao. Pero una versión del Unicaja desconocida. Sólido, constante, con apenas unas grietas al principio de cada periodo. Mentalmente fuerte, capaz de gobernar durante 20 minutos con rentas que oscilaron entre uno y siete puntos. Y de dar la puntilla en el cuarto final, con irrupciones estelares de Printezis primero y Freeland después. El talento acaba decidiendo, normalmente. Y también la táctica. La zona 3-2 que ordenó Aíto se le indigestó a Vidorreta. Con Jiménez al mando, una defensa insuperable. Y un triunfo enorme (70-81) que deja abiertos los billetes para regresar en febrero. Porque sí, el Unicaja debe jugar la Copa. La ciudad y el escenario del torneo atraen. Y el camino para volver lo demostró en las tablas del Bizkaia Arena. Ahora mismo, un triunfo marca la diferencia. La paliza en Grecia se compensa con esto.
Aíto se blindó de salida con un quinteto, con Welsch de dos y Jiménez de tres. A gusto de Aíto, los dos jugadores más sólidos del equipo. La empanada inicial, con Cook en versión negativa (14-7) fue sofocada por la segunda unidad, con Williams, Printezis y Lima. Lástima lo del brasileño, que anotó cuatro puntos en un santiamén, menos de dos minutos, y reactivó al equipo. Pero un hachazo de Moiso le fastidió el hombro izquierdo. Pese a los gestos de dolor, regresó tras el descanso. Pero el equipo se consolidó y devolvió el parcial adverso con un 3-15 (17-22). Bien Williams en la dirección, aportando pausa y al tiempo velocidad. Dejó el ataque de locura en El Pireo.
Turno para Guillem Rubio, en sus mejores minutos como cajista. Leyó bien las penetraciones para quedarse solo en la continuación. Y se cobró seis puntos, con un dos más uno que marcaba una interesante renta (25-31). Seriedad, buena defensa, con un rato de zona de 3-2 con Jiménez en la cabeza que se le atragantó al Bilbao (nada menos que 13 pérdidas tras 20 minutos). Apenas podía anotar, acaso un triple pleno de fortuna de Salgado sobre la bocina de la posesión. Welsch dirigía las operaciones (cinco asistencias al descanso) y anotaba con fluidez el Unicaja, probablemente en su primer tiempo más serio y consistente de la temporada (35-41 al descanso), ya con Cook más centrado para anotar los cinco últimos puntos, un triple y un contraataque tras robo.
Desconexión, habitual, a la salida del descanso que obligó a Aíto a pedir un tiempo muerto rápido. Moiso comprimió hasta el extremo (44-45), antes de que Printezis emergiera como referente. El griego tiene calidad, algo de lo que no rebosa este equipo. Y apareció con dos triples y una canasta más adicional tras una entrada por su lado predilecto, el izquierdo. Un plus de carácter heleno que al equipo le viene de miedo. Ahí se sentía cómodo el Unicaja, sin grandes rentas (46-53, 51-58), pero con una continuidad exhibida con cuentagotas hasta ahora. Un triple de Blums (54-58) dejaba el marcador abierto antes del cuarto definitivo.
Pero ahí salió el mejor Unicaja, apoyado en una zona 3-2 indescifrable para Vidorreta y sus jugadores. Apareció ese Freeland con un talento desbordante para anotar, con ocho puntos seguidos entre los que se intercaló un triple de Williams, midiendo bien los tiempos, cuándo anotar y cuándo pasar. El parcial de 0-9 (56-67) permitió sobrepasar por primera vez la barrera de los 10 puntos. Y ahí se finiquitó un duelo importantísimo que permite recobrar un punto la fe en un bloque que a veces parece mortecino. No, están vivos.
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