Ya tenemos fuera las previsiones de primavera del Informe Loyola Economic Outlook (LEO). Y van 32, desde que hace ocho años comenzamos a realizarlas en colaboración con la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) y ya pertenecemos desde hace cuatro al prestigioso panel de FUNCAS. En este número apuntamos que el PIB de España podría crecer un 1.8% en 2023, lo cual supone una revisión al alza de tres puntos porcentuales con respecto a las proyecciones del informe anterior. Con respecto a 2024, el PIB nacional podría ser del 1,9%. ¿Y en Andalucía? Para el caso de Andalucía, el PIB crecerá un 1.8% en 2023. Con respecto a las estimaciones para 2024, Andalucía crecerá un1.3%, ligeramente inferiores al 1.6% que se anunciaba en el anterior número. 

El crecimiento andaluz sigue convergiendo con el español en una economía que ha mejorado su comportamiento más de lo esperado a principios de este año. Seguramente motivada por el impacto positivo que se espera de los fondos europeos, la reducción de las presiones inflacionistas y la bajada de los precios de la energía.

Parece que las medidas del Banco Central Europeo moderan las subidas de precios, aunque le cuesta aun controlar los de los alimentos, y por otra parte, las consecuencias del cambio climático, más concretamente la sequía, que afecta de lleno en la agricultura de Andalucía, son algunos de los valores que repercuten negativamente en las previsiones de la economía andaluz. 

A pesar de la incertidumbre global que provocan las turbulencias recientes de los mercados financieros sumada a los efectos negativos de la COVID-19 que se siguen notando y la inestabilidad geopolítica en Europa del Este, la evolución de la economía andaluza parece seguir una tendencia positiva indicada en el número anterior, sobre todo por el alto volumen de exportaciones y al buen comportamiento del mercado laboral. Con la sombra de los efectos negativos de la sequía que podrían tener en sectores clave de la economía andaluza.

Los datos sobre la evolución de los principales indicadores macroeconómicos de Andalucía para los próximos meses siguen en las líneas trazadas en el anterior trimestre. En cuanto al comercio exterior, en enero y febrero de 2023, Andalucía ha logrado un récord en cuanto a las exportaciones, que alcanzaron los 6.415 millones de euros. Un aumento debido al incremento de las ventas en las 8 provincias y que sigue la dinámica de crecimiento habitual de los últimos años.

En lo que respecta a la creación de empleo, según los datos de la Seguridad Social, el número de afiliaciones en marzo de 2023 fue de 3.354.930, cifra que corresponde a un incremento del 3% con respeto a marzo de 2022.

En cuanto a los ocupados, en 2023 se espera que aumenten en un 2.5% y un 2% en 2024. Estimaciones que de todas formas se estiman a la baja en comparación se cerró con un incremento del 3.5% que se registró en 2022. 

Ligeramente más optimistas son nuestras previsiones para la tasa de paro, que sigue con su tendencia descendente registrada tras la pandemia. De hecho, se confirman las estimaciones precedentes que la situaban en un 18% para 2023 y de un 17% para 2024 (nivel muy cercano al 16,9% que se indicó en el anterior número). Aunque claramente insuficiente para una economía desarrollada como la andaluza.

Finalmente, en cuanto a la evolución de los precios de bienes y servicios, las medidas de política monetaria del Banco Central Europeo siguen pareciendo tener el efecto esperado, incluso en Andalucía, donde se registra una moderación de la inflación a corto y largo plazo. Específicamente, las estimaciones del Loyola Economic Outlook indican un cierre anual de la inflación de un 3.6 % en 2023 y de un 2.0% en 2024.

Por otro lado, en cuanto al sector turístico, el número de pernoctaciones en 2023 muestra una fuerte mejoría con respecto a los mismos meses de 2022, tanto a nivel nacional como para Andalucía. Según el INE, España recibió 13,7 millones de visitantes internacionales en el primer trimestre de 2023, un aumento del 42% respecto a 2022, casi alcanzando los datos prepandémicos. Podríamos tener un nuevo año record en este sector superior al del 2019.

A pesar de las buenas previsiones mejoradas con respecto a las anteriores, hay nubarrones en el horizonte tanto en cuanto el impacto de la sequía en el último trimestre del año puede ser realmente desestabilizador. Como vengo indicando desde hace ya algunas columnas, hay que reforzar el desarrollo en el gasto de los Fondos Europeos y acometer inversiones de urgencia en la gestión del agua. Y vamos tarde. Y sobre todo no con el apoyo nacional suficiente. El año será largo…