Crisis de deuda

El fin de la barra libre para financiar el endeudamiento público debe encararlo Pedro Sánchez: ahí saltan las alarmas

LA decisión del Banco Central Europeo que confirmó ayer que se termina el programa de compra de deuda que lleva aplicando nueve años y que en su próxima reunión de julio subirá un cuarto de punto los tipos de interés, que dejarán de estar en negativo.

El mensaje de la presidenta del regulador bancario en la Eurozona, Christine Lagarde, fue más contundente de lo esperado, porque dejó claro que en septiembre habrá una nueva subida y se deja la puerta abierta a que sea de más de 25 puntos básicos y llegue incluso a 50. Todo lo que sea necesario para frenar una inflación que ya es galopante, especialmente la subyacente, que excluye los precios de la energía y de los alimentos no procesados.

Es una decisión que tendrá una enorme trascendencia en España, porque es una de las economía de la zona euro más endeudada. La barra libre para financiarse cobrando por pedir prestado en vez de pagar se acaba. La sola previsión de que la confirmación de estas decisiones del BCE se haya explicaitado ahora ya había puesto a la prima de riesgo española (el direrencial con el bono alemán a diez años) en niveles que no conocía desde 2014, cuando se iniciaron las inyecciones de liquidez comprando deuda soberana.

A España le saldrá caro financiarse a partir de ahora, porque tenemos una deuda que la pandemia ha disparado de manera exponencial.

Esta política monetaria benefició tanto al Gobierno de Mariano Rajoy como al que le sustituyó con una moción de censura, luego confirmada en las elecciones de 2019.

Así que será a Pedro Sánchez a quien le tocará lidiar con una nueva crisis de deuda. Y es ahí donde saltan las alarmas. Porque éste es un Gobierno que no asume que la economía vive un momento especialemente grave, con un riesgo cierto de entrar en recesión, que quizás se acelere precisamente porque con la inflación tan alta (8,1% interanual en la Eurozona y del 3,8% en la tasa subyacente, ambos marcas nuncas registradas desde que se creó el euro).

Frente a este negro panorama, el Gobierno se ha negado a tomar medidas que aliviasen realmente la inflación y alejasen los peligrosos efectos de segunda ronda. No ha querido deflactar la tarifa del IRPF, que reduce aún más los salarios, ni aplicar rebajas temporales de los tipos del IVA, y toma decisiones que disparan el gasto en un sistema ya insostenible como el de pensiones, al volver a ligar la actualización de las pensioens al IPC, que supondrá decenas de miles de millones más. Hacen falta reformas urgentes y dejar atrás la propaganda de lo bien que va la economía.

Y todo ello con un calendario político que prevé tres elecciones en Andalucía de hoy a final de 2023.

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