Turquía por fin recibió ayer de manos de Airbus su primer avión militar A400M. La entrega se ha resistido, ni más ni menos que cuatro meses. Pero en esta ocasión los motivos no han sido industriales -nada de problemas de desarrollo o fabricación-, puesto que la aeronave estaba finalizada y lista para su entrega el pasado mes de diciembre, sino que el retraso ha estribado en la resistencia mostrada por el país turco, uno de los socios iniciales del proyecto, para aceptar el primero de los diez aparatos que encargó en su día.

Este A400M para la Fuerza Aérea turca voló por primera vez en agosto del año pasado en Sevilla y desde diciembre aguardaba a su entrega en uno de los hangares de la factoría hispalense, donde se realiza el ensamblaje final de este modelo. Esto precisamente había provocado tensión y malestar en Airbus, que tildó de "inaceptable" la actitud de Turquía. Y es que el retraso en la aceptación del aparato suponía un serio perjuicio para la cadencia de producción del programa, ya que el espacio ocupado por el mismo debía quedar libre para albergar a la siguiente aeronave en culminar su fabricación.

La disputa entre Airbus y Turquía parece resuelta con el paso de ayer, día en el que el cliente recibió su primer A400M en la línea de montaje final (FAL) de Sevilla. Una ceremonia que se celebrará en las próximas semanas en el país receptor oficializará el hito. Hasta entonces, el aparato se trasladará a la base aérea de Kayseri, en el centro de Turquía, donde en principio se utilizará para la formación de los pilotos. El A400M viene a sustituir a los aviones C-160 Transall que actualmente usan las fuerzas aéreas del Estado.

Con esta entrega, el constructor aeronáutico europeo suma tres A400M servidos a sus clientes, dado que a finales de 2013 ya puso dos aviones en manos de Francia. Para este ejercicio, la compañía prevé entregar entre diez y once aeronaves. En total, el programa cuenta con 174 encargos de ocho países.