TRAS cinco mandatos al frente del Ayuntamiento de Huelva, Pedro Rodríguez se asoma al precipicio de la mayoría insuficiente. El desgaste propio de los 20 años de gobierno, el descontento ciudadano y la aparición de nuevos partidos arrojan una situación de empate técnico entre PP y PSOE, resuelta a favor del PP por un solo concejal y lejos de la mayoría absoluta que los populares han ostentado durante los últimos 16 años. No sólo eso; según el sondeo realizado por Commentia para Huelva Información, se desdibuja incluso la opción de un mantener la Alcaldía vía pacto con Ciudadanos, mientras que un teórico frente de izquierdas (PSOE-IU-Participa Huelva) sí alcanzaría la absoluta.

La tendencia descendente en el apoyo al PP registrada desde que las municipales de 1999 (en las que Pedro Rodríguez logró un 60,82% de los votos) se confirma e incrementa. La caída será profunda según el sondeo: el PP se quedaría con un 33,28% de los apoyos, 12 puntos menos que en 2011 (pierde una cuarta parte de ellos) y a menos de un punto del PSOE, que lograría el 32,67% de los votos. Como resultado, Rodríguez perdería su mayoría absoluta de 14 concejales para quedar con 10 y Gabriel Cruz mantendría sus nueve ediles a pesar de aumentar en dos puntos su apoyo. IU bajaría de 3 a 2 concejales y los emergentes consolidarían su apoyo, con tres ediles para Participa Huelva y otros tantos para Ciudadanos en la estimación de voto. Un ayuntamiento pentacolor en consonancia con un nuevo escenario pluripartidista.

La marca perico no parece suficiente para combatir una larga lista de factores en contra, comenzando por las dos décadas de un mismo gobierno, tras las que el PP presenta una lista prácticamente idéntica a la de los mandatos anteriores con un baile de puestos. Los planes de ajuste puestos en marcha en el Consistorio onubense han pasado factura a un grupo popular que además se ve lastrado por el descontento generalizado hacia el PP y sus años de recortes al frente del Gobierno central, además de por los casos de corrupción. De hecho, el logo popular casi ha desaparecido de la cartelería popular y se ha apostado por una campaña personalista, basada en Pedro Rodríguez. También pesan los proyectos paralizados, como Isla Chica, el Ensanche o la nueva estación, que han intentado combatirse en los últimos meses con el plan de remodelación de la barriada en el primer caso o la reactivación de las obras de la estación en el último.

Un factor clave en estas elecciones es la aparición de nuevos partidos que han captado la confianza de la ciudadanía. En los comicios autonómicos, aun teniendo en cuenta las diferencias con los municipales, Podemos y Ciudadanos obtuvieron un 13,14% y un 7,24% de los votos respectivamente. Y en el sondeo realizado el 28 y 29 de abril el apoyo a estas formaciones emergentes sigue vigente: según la estimación de voto, un 10,6% de los encuestados estaban dispuestos a votar a Participa Huelva, la marca blanca de Podemos encabezada por Jesús Amador, a pesar de su muy reciente creación. Y un 10,43% votaría al partido de Albert Rivera, cuyo alcaldable es el ex gerente del Patronato de Cultura Ruperto Gallardo.

Ante la aparente consolidación de las dos marcas en un nuevo escenario electoral IU resiste: se queda con un 8,8% de los votos y dos ediles. La Mesa de la Ría, partido que emergió en 2011 del movimiento ciudadano encabezado por el arquitecto José Pablo Vázquez sería el otro gran perjudicado por la aparición de los nuevos partidos. Hace cuatro años fue la formación que canalizó el descontento ciudadano haciéndose con un 5,36% de los votos.

En cambio, el PSOE de Gabriel Cruz consigue mejorar los resultados obtenidos por Petronila Guerrero en 2011 aun a pesar de que el grado de conocimiento de Cruz es muy inferior al que tenía Guerrero, presidenta de la Diputación Provincial. Tampoco parecen haber hecho mella en la imagen del candidato las investigaciones judiciales que afectan a la labor de su partido al frente de la Junta de Andalucía, los casos de fraude en los ERE y de los cursos de formación.

No obstante, el panorama sigue bastante abierto. A menos de un mes de las elecciones había una importante bolsa de indecisos de casi un tercio del electorado. Un 29,6% de los encuestados aseguraba que aún no habían decidido el voto a finales de abril, mientras un 6,9% no contestó a la pregunta. Por otra parte, el sondeo estima una abstención del 42% en la provincia, en la línea con otras de Andalucía, algo inferior a la de ocasiones anteriores. Aunque los votantes son reacios a admitir que no acudirán a las urnas: un 58,5% asegura que votará con toda seguridad, mientras que otro 32,8% dijo que probablemente sí lo haría, unos porcentajes que poco tienen que ver con la abstención tradicional en la ciudad. El voto del cabreo se moviliza: el 91,7% de los votantes de otros partidos y en blanco en anteriores elecciones aseguran que acudirá a las urnas con toda seguridad. Los seguidores de IU son los más concienciados: el 78% votará con toda seguridad. Mientras, los jóvenes no lo tienen tan claro: un 18,8% del grupo de nuevos votantes/nuevos empadronados no sabe aún que votará.