David Moreno, director del Plan Estratégico de Vacunaciones de Andalucía

"No podemos hipotecar el futuro de nuestros niños por no vacunarlos"

David Moreno, director del Plan de Vacunas de Andalucía.

David Moreno, director del Plan de Vacunas de Andalucía. / M.G.

David Moreno se define en su perfil de Twitter como "adicto" a su "familia, amigos, deporte, musica, trabajo, por ese orden". Este licenciado en Medicina y Cirugía es especialista en Pediatría y, desde junio de 2019, encabeza el Plan Estratégico de Vacunaciones de Andalucía. Estudia modificar el calendario oficial de vacunas incluyendo sueros que, a pesar de que se recomiendan en las consultas de muchos pediatras andaluces, aún no se contempla en la agenda de vacunación. Entre ellos, estará el del "meningococo B, el rotavirus y el papilomavirus en adolescentes varones", para que "las familias no se gasten el dinero".

–¿Existe un movimiento antivacunas consolidado en Andalucía?

–En principio no. Hay un dato muy inequívoco del arraigo de este colectivo y es el porcentaje de vacunación de los bebés. La concienciación suele ser más alta en lo que respecta al cuidado de los niños pequeños. La falta de percepción de peligro hace que seamos más cumplidores con ellos que con adolescentes o con el autocuidado. Andalucía tiene coberturas excelentes de entre el 96 -98%, mejores incluso que el resto de España, donde ya son muy altas. Si la presencia antivacuna creciera, esas cifras decaerían, como pasa en Italia, Francia y Alemania, donde rozan el 80% de vacunación y han tenido que instaurar políticas de obligatoriedad y multas. Aquí, sólo Galicia ha impuesto la inoculación a menores de tres años.

–Se entiende entonces que son innecesarias las campañas en favor de la vacunación...

–Aunque en Andalucía no urjan estas medidas, siempre intentamos incentivar las vacunas. Las promocionamos con charlas, trípticos y vídeos en redes sociales porque hay colectivos, como los adultos, más difíciles de atraer a los centros para su inoculación. Otra de las tácticas a las que recurrimos es establecer puntos de vacunación donde inocularnos in situ.

–¿Algún área en Andalucía es más propensa a saltarse la vacunación?

–Las zonas costeras, con población extranjera estable y reticente a inocularse. Suelen ser menos sensibles al sistema sanitario, quizás porque sus seguros privados no insisten en la importancia de vacunarse o porque no se enteran de las campañas del SAS. Pero eso no puede trasladarse a que en Andalucía haya población autóctona con ese sentir.

–¿En qué se cimienta su rechazo a inmunizarse?

–Dudan de las vacunas y temen por sus efectos secundarios, no consideran que les hagan falta. Bajo esta creencia está el convencimiento de que hay enfermedades en vías de desaparición (polio, sarampión o difteria). Estas personas se benefician de que el resto se vacuna, pero siguen expuestas porque estamos rodeados de turistas e inmigrantes y viajamos a países en los que dichas patologías sí existen. No estamos exentos de contraerlas. Sigue haciendo falta vacunarse porque no han desaparecido.

–¿A qué efectos adversos temen?

–Aparte del dolor lógico, en ocasiones puede producirse fiebre o sensación de malestar . Los efectos secundarios son muy raros y experimentar una reacción grave, muy infrecuente. Lo normal es que en la vida laboral de 40 años de un facultativo no vea ningún caso de reacción grave a una vacuna.

–¿Qué perfil tienen los antivacunas?

–Suelen ser personas atraídas por lo natural. Por lo general, siguen una dieta específica con restricciones de alimentos que contengan químicos e, incluso, llevan un estilo de vida alternativo. Pero también les advertimos de que una cosa no es incompatible con la otra. De hecho, hay familias con este perfil que sí vacunan.

–¿Y qué opina de las encefalitis que denuncia la asociación 'Afectados x Vacunas' o de la creencia de que la triple vírica puede provocar autismo?

–La encefalitis se ha visto en algún caso pero tan infrecuente que no creemos que deba retirarse del calendario. Se han puesto millones de dosis y sólo se han detectado casos aislados.

–Hay círculos de acuerdo con ponerse vacunas antiguas pero en contra de los sueros recientes, como el del papilomavirus...

Los antivacunas se benefician de la gente que sí vacuna a sus hijos, pero aún así siguen expuestos”

–La vacuna del papiloma previene el cáncer, no es cualquier cosilla. Hablamos de prevenir enfermedades graves y la experiencia de más de diez años y millones de dosis inoculadas nos dice que seguirá ahí. Sus datos de prevención son excelentes. No pasa nada por ponerse tantas vacunas, el sistema inmunitario no se bloqueará. Recibimos más infecciones a lo largo de la vida que vacunas nos ponemos y no son más que infecciones modificadas.

–¿Está de acuerdo con el calendario actual?

–Prefiero no opinar por un tema de oficialidad. Todas las vacunas que incluye son legales y utilizables.

–Dentro de los sueros recomendados pero no incluidos, ¿cuáles cree que deberían añadirse?

–La Consejería de Salud y Familias está estudiando introducir vacunas nuevas que los pediatras recomiendan para que las familias no tengan que gastarse ese dinero. Entre ellas, la del meningococo B, el rotavirus y el papilomavirus en varones adolescentes.

–Las guarderías exigen la cartilla de vacunación, ¿de qué se priva a los niños renunciando a vacunarlos?

–Es una medida disuasoria. Las guarderías se sienten obligadas a sugerir la inmunización, pero no es obligatoria. Aunque deberían saber que hay universidades extranjeras que exigen estar vacunado de todo.

–Un consejo para padres indecisos

–Que confíen en las vacunas. Las ponemos cada día a miles de niños y, si fuera peligroso, las noticias al respecto inundarían la prensa. Hemos erradicado infecciones por la vacunación. No podemos dejar a nuestros niños hipotecados de cara al futuro. Seguro que viajarán o trabajarán fuera, en países con vacunación menos frecuente y, al exponernos a un brote, nos podemos llevar un disgusto. Así que empecemos a vacunar ya.

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