Entrevistas

"Lo de José Tomás me parece un cuento chino"

-Expone con cuadros de su padre y de su hijo. Parece el Espíritu Santo...

-La saga empieza con mi padre, Rafael Aguilera, que empezó como aficionado porque se tuvo que dedicar a su negocio. En aquella época era impensable que se pudiera vivir de la pintura. En aquella y en ésta también, pero bueno...

-¿Es hijo de esa afición?

-El primer cuadro de mi padre está en la exposición. Lo pintó con 15 años y con 16 se lo enseñó a Sorolla cuando estuvo en Ayamonte en 1919. Cuando mi padre cumplió 80 años, decidió dedicarse en serio a la pintura, y así lo hizo hasta los 95 años.

-¿Cómo llega Sorolla a Ayamonte?

-Estaba en Sevilla con los encargos de Huttington para la Hispanic Society de Nueva York. Un fin de semana se acercó a Huelva, que no le gustó. En Ayamonte descubrió el ambiente del puerto, el ritual de los atunes. El dueño de la empresa de conservas Feu Hermanos le ofreció un local para pintar y le encargó a mi padre, que trabajaba en la oficina de la fábrica, que se pusiera a su disposición. Le compraba los puritos en el estanco...

-La relación que tiene con Ayamonte recuerda la que tuvieron Fernando Zóbel con Cuenca o César Manrique con Lanzarote...

-Un poco loco hay que estar. Dalí decía que la única diferencia entre un loco y él es que él no estaba loco.

-¿Le ha quitado público el paso de José Tomás por las Colombinas de Huelva?

-Lo de José Tomás me parece un cuento chino. Ni fui a verlo ni tenía interés. Hay toreros que están muy por encima de él, como Morante, Ponce o Manzanares. Pero aquí gusta mucho el morbo, la tragedia. Era vergonzoso ver al día siguiente los periódicos con ese toro abecerrado y sin pitones.

-Coincide la exposición con el festival de música que organiza...

-Son conciertos en el Patio de la Jabonería, porque el Festival, que nació el 6 de agosto de 1983 con un concierto al piano de José María Gallardo, me lo quitaron los políticos y lo llevaron a la ruina. Éste es el primer año que no se va a celebrar.

-¿Cómo se vive en la frontera entre dos países mirados con lupa por Europa?

-Miente el que dice que no es político, porque todos lo somos, pero yo prefiero centrarme en lo creativo.

-Hizo sus pinitos políticos.

-Me presenté hace dos legislaturas a las elecciones municipales. Cometí una locura y me costó dos meses en un psiquiátrico.

-Entonces salía en unos carteles bien distintos...

-Mi eslogan era: En Ayamonte pintamos todos. Muchos no entendieron la frase. Le estoy muy agradecido a quienes me votaron y sobre todo a quienes no me votaron. No era lo mío.

-Zapatero prefiere la desembocadura del Guadalquivir...

-La del Guadiana es el paisaje más bonito del mundo.

-Saramago, en su libro Viaje a Portugal, dice que el río es un espejo entre Sanlúcar de Guadiana y Alcoutim...

-La frontera le da personalidad. En pocos kilómetros, los habitantes de Ayamonte, Lepe, Isla Cristina y Villablanca hablan de maneras muy distintas. Voy mucho a pintar a Sanlúcar y a Alcoutim. Y al Salto del Lobo, donde el Guadiana se estrecha y cae en cascada.

-De Ayamonte a Sevilla...

-Y después a Nueva York. Allí inauguramos el 12 de octubre del año 12.

-¿Impone vivir en una casa-museo?

-Es la casa del marqués de Ayamonte. Lo decapitaron porque se sublevó contra la corona y quería la independencia de Andalucía. Yo venía mucho de pequeño a jugar con un niño que vivía aquí, que se llama Esteban Díaz Cabello de Oropesa y es oficial de uno de los juzgados de Ayamonte. Yo le decía que cuando fuera mayor me compraría esta casa. Ese niño vivía con tres tías solteras a las que les decían las Pirulas porque tenían unas narices impresionantes. ¿Te acuerdas de doña Urraca? Uno de los patios se llama de las Pirulas.

-¿Música o pintura?

-Yo necesito la música para pintar. Por mis gustos musicales tendría que haber nacido en Alemania.

-¿Dónde le cogió la revolución de los claveles?

-En Portugal. Pienso que el final de mi vida será en alguna aldeíta perdida del interior de Portugal. Es como la España de hace 40 ó 50 años, soy un amante de esa tranquilidad y ese atraso, me recuerda mi infancia.

-¿Cuando era un niño quería vivir en un palacio?

-Pero era un palacio en ruinas, y me he gastado todo en mantenerlo. La remodelación ha sido dos años de albañiles, un calvario.

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