España

Cábalas sobre la sucesión

  • Zapatero abrió el melón por mucho que los que mandan en Ferraz no lo confiesen, pero con unas elecciones a la vuelta de la esquina especular sobre el futuro no es la mejor forma de ayudar a los candidatos del PSOE

"A lo mejor no es cierto, ya sabes cómo es José Luis", afirma un miembro del Gobierno al que la periodista pregunta si es la persona a la que Zapatero ha confesado si se presentará o no a la presidencia del gobierno. "No quiero decir que mienta, pero a José Luis le gusta jugar con los periodistas". Pues quizá ha jugado con los periodistas al anunciar el lunes pasado, durante la copa navideña de Moncloa, que ya ha tomado su decisión y que la conocen su mujer y un miembro destacado del partido.

José Blanco no dijo ni sí ni no, declaró que si él era el receptor del secreto debía guardarlo precisamente por ser secreto, pero daba a entender que él no era la persona a la que el presidente había hecho la confidencia. Rubalcaba asegura por su parte que Zapatero no le ha adelantado nada. El tercer dirigente socialista que podía ser depositario del secreto es José Antonio Alonso, íntimo amigo del presidente desde que compartieron aula en el colegio en León, pero el portavoz parlamentario declara que él no sabe nada. Una cuarta posibilidad es la de González, que ya no es dirigente del PSOE pero sí su principal referente a pesar de Zapatero. Fue el propio presidente del Gobierno el que desmintió que fuera Felipe González cuando le preguntaron los periodistas: hace meses que no habla con él. Cuando insistieron los plumillas y le contaron que Felipe González había dicho en una revista que la incógnita se desvelaría en tres o cuatro meses, un Zapatero con tono de displicente respondió algo así como "No, si va a resultar que Felipe sabe lo que pienso…".

Sólo hay un dato cierto: Zapatero quiere agotar la legislatura, no piensa dimitir y disolver Las Cortes, y así lo ha asegurado a los suyos en varias ocasiones. Habría que añadir que eso es cierto en este momento, porque todos los socialistas que están de verdad en la pomada, que saben lo que se cuece en Moncloa y Ferraz, coinciden en que lo que ahora es cierto puede cambiar a la vista de los resultados de las elecciones de mayo, que no se presentan con demasiadas expectativas para el PSOE. Pero hoy por hoy Zapatero no se ha planteado abandonar el Gobierno.

Sin embargo, su anuncio de que ha llegado a una conclusión sobre su candidatura, que ya ha deshojado la margarita, ha provocado una auténtica conmoción en su partido. Varios de sus miembros más destacados quedaron atónitos cuando conocieron las palabras del presidente. Entre otras razones porque sabían que la conclusión a la que se podía llegar era fácil, Zapatero no pensaba presentarse. Si quisiera hacerlo, lo habría dicho, para evitar los posibles movimientos que se van a notar en cuanto finalicen las vacaciones navideñas.

Para ningún socialista y no socialista es un secreto que la persona que aparentemente tiene más papeletas para ser elegido sucesor -no lo haría Zapatero, sino el partido, bien a través de primarias, de un congreso extraordinario o por elección del comité federal- es Alfredo Pérez Rubalcaba. Él asegura que ni ha pensado en esa posibilidad, pero es consciente de que es el caballo mejor situado, y el hecho de que cada vez actúe más como presidente del Gobierno hace pensar que trabaja en esa dirección para el caso de que Zapatero decida finalmente no presentarse. Cuenta con el apoyo incuestionable de Blanco -"somos lo mismo", dice en privado- y con gran parte del PSOE de la vieja guardia, a la que pertenece y con la que mantiene estrecho contacto, Solana, Almunia, Leguina, Solchaga y quizá el propio Felipe González, políticos que hace tiempo que no disimulan su preocupación por la forma en que Zapatero ejerce el gobierno. Alguno de ellos incluso la critica abiertamente. Luego está el sector de la nueva generación, que son muy pocos porque solo destaca Carme Chacón, aunque sus adversarios afirman que se siente excesivamente influida por su marido Miguel Barroso, que durante un tiempo fue hombre de confianza de Zapatero y con el que todavía mantiene una relación fluida, y que además maneja un hoy poderoso grupo de comunicación, el de Roures -La Sexta, Público- enfrentado al Grupo Prisa, ahora mismo con fuertes dificultades y en el que Rubalcaba todavía mantiene influencia a pesar de la crisis interna del grupo, que ha provocado que algunos de sus hombres más poderosos hayan quedado fuera de juego. En el sector joven hay quien señala al presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, como una de las personas a tener en cuenta, y otros en cambio apuntan hacia el candidato de Castilla y León Óscar López, brazo derecho de José Blanco durante muchos años.

Y también está José Bono como verso suelto. El presidente del Congreso afirma que no se le ha pasado por la cabeza ser candidato, apoya a Zapatero -lo hace sin fisuras en privado, lo que sorprende a quienes le han conocido etapas más críticas hacia el poder-, pero en las últimas semanas se le ha visto con ganas de dejarse oír. Su intervención en la cena de los cronistas parlamentarios en lo que explicó su teoría sobre Rubalcaba como una "liebre eléctrica" ha provocado toda clase de comentarios. Incluso en el propio Zapatero, que en la copa navideña dijo haberse reído mucho con la interpretación de Bono.

¿Zapatero ha abierto el melón de la sucesión en su partido? Sí, aunque ninguno de los que mandan lo confiesan abiertamente. Pero se ha abierto. Lo que se preguntan todos los socialistas es por qué lo ha hecho ahora, qué hay detrás del anuncio del presidente. Porque es evidente que con unas elecciones a la vuelta de la esquina, especular sobre el futuro no es la mejor forma de ayudar a los candidatos municipales y autonómicos.

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