Elecciones Castilla y León

Vox entra en los esquemas de Gobierno, Ciudadanos se ha ido

Alfonso Fernández Mañueco celebra su victoria en las elecciones

Alfonso Fernández Mañueco celebra su victoria en las elecciones / EP

Si Juanma Moreno no hubiera decidido hace una semana dejar el calendario electoral andaluz en paz, este domingo tendría razones para olvidarse de esos contorsionismos de fechas a los que son tan aficionados los gobernantes frívolos. A la vista de los resultados de este domingo en Castilla y León, el presidente andaluz tiene sobrados argumentos para dejar que la legislatura se vaya agotando. No más experimentos. O hay una razón de peso, o las elecciones deben celebrarse cuando toquen y, en el caso andaluz, eso significa que serán a partir de finales de mayo.

A Pablo Casado, que ha sido el artífice del adelanto, la estrategia no le ha salido bien, tampoco ha sido un desastre, pero lo que el presidente Alfonso Fernández Mañueco ha conseguido es cambiar a un socio -Ciudadanos- por otro -Vox-, aunque ha logrado ser el más votado. Pero sólo suma cuatro décimas respecto a 2019 en porcentaje de voto, la diferencia es que el PSOE sí ha caído de modo considerable. Y eso sí es una tendencia nacional.

Juanma Moreno tiene más razones para no hacer caso a Génova,y dejar las elecciones andaluzas para más adelante

Vox se configura en toda España como el socio necesario del PP para lograr gobiernos. La derecha está compartida, el PP es líder indiscutible, no hay adelantamiento, pero seguirá necesitando un aliado. Sólo allí donde hay presidentes con fuerte popularidad, caso de Isabel Díaz Ayuso y Alberto Fernández Feijóo, los populares logran zafarse del partido de Abascal, al menos en la necesidad de forjar coaliciones. 

La dirección del PP de Pablo Casado comenzó la precampaña electoral castellana con la expectativa de quedarse cerca de los 40 escaños; de lograr, al menos, más que los partidos de izquierdas. Eso habría supuesto repetir el éxito de la Comunidad de Madrid, habría marcado una clara tendencia más allá del efecto Isabel Díaz Ayuso y habría forzado a Juanma Moreno a convocar elecciones para celebrarlas muy pronto. Pasada la Semana Santa. Génova se planteó, incluso, adelantarla a antes del Domingo de Ramos. Esa tutela que Casado desea ejercer sobre algunos de sus presidentes autonómicos ha perdido fuelle. El presidente de la Junta de Andalucía hará lo que crea conveniente. Finales de mayo, junio u octubre. 

El PP andaluz no ha conjurado el temor de que Juan García Gallardo, el candidato de Vox, será vicepresidente en Castilla y León

El temor del PP andaluz, sin embargo, no se ha conjurado este domingo, porque lo que sus dirigentes deseaban es que Fernández Mañueco no tuviese que formar Gobierno con Vox, y eso es casi imposible. Habrá consejeros de Santiago Abascal en las Cortes de Castilla y León, toda vez que los de Vox dejaron claro en los últimos días de campaña que desean gobernar. Las negociaciones será muy duras, pero Abascal ha afirmado este domingo que su candidato Juan García Gallardo será vicepresidente de la Junta castellana. 

A Juanma Moreno no le viene bien que se visualice que los gobiernos de coalición entre PP y Vox son el relevo de los que han tenido, hasta ahora, con Ciudadanos. Pero tampoco cabe hacer demasiadas proyecciones. Castilla y León es la comunidad donde el autonomismo es más débil, como se ha comprobado con la escasa participación de este domingo; Fernández Mañueco no es un líder asentado, y ha basado toda su estrategia electoral en convertirse en un ariete de Casado contra Pedro Sánchez. No hay masa crítica en esa región para asegurar resultados similares en Andalucía. 

Cada elección tiene su afán, las campañas electorales son ahora más decisivas, no hay resultados prefijados por los sondeos. Pero hay algunas anotaciones que tienen su validez en Andalucía.

La primera es que Ciudadanos es un partido que va hacia la extinción. Francisco Igea, el vicepresidente del Gobierno autonómico, tenía un perfil propio, pero apenas ha conseguido entrar en las Cortes con un escaño. Es un desastre sin paliativos. En Andalucía, Ciudadanos podrá aspirar a algo similar, a lograr un escaño por Sevilla o Málaga. Ahora va a resultar muy difícil detener la fuga de dirigentes naranjas hacia el PP. 

La segunda es la fortaleza de Vox. El partido de Santiago Abascal está entrando en una institución donde hace tres años era, puramente, testimonial. Repite resultados como los conseguidos en Andalucía en las anteriores autonómicas y generales, es un partido que se mueve entre el 12% y el 20%. Y si hay cámara legislativas divididas, como en Castilla y León, entrarán en los gobiernos.

La otra anotación es el declive del PSOE. Castilla y León es una comunidad de gobiernos populares casi desde su fundación, pero el PSOE venía de ganar en 2019. 

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