España

Editorial: Pedro Sánchez se enroca hasta en su propia caída

LA cerrazón y el empecinamiento que ha demostrado en los últimos meses el hasta ahora secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, alcanzaron ayer una nueva cota que supera ya la irresponsabilidad. Diecisiete miembros de la Comisión Ejecutiva Federal presentaron ayer su dimisión para provocar el cese de la dirección, al discrepar abiertamente con la estrategia de Sánchez de anteponer unas primarias y un Congreso que le asegurasen su continuidad en el mando del partido a la resolución del bloqueo que vive España por su negativa a aceptar los resultados electorales de diciembre y junio, en los que el PSOE, bajo su mando, registró dos mínimos consecutivos de voto y representación parlamentaria. Con este gesto, al dimitir la mitad más uno de los miembros de la Ejecutiva, ésta se disuelve y recae sobre el Comité Federal, el máximo órgano entre congresos, la responsabilidad de mantener la gobernabilidad de la organización y la convocatoria de un congreso que elija a una nueva dirección. Pero Pedro Sánchez y sus fieles decidieron ayer enrocarse incluso en el momento de su caída, tras un día frenético que comenzó con la revelación de Felipe González de que el secretario general le engañó al decirle que se abstendría en la segunda votación de la investidura -hoy fallida- de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno para evitar la prolongación del bloqueo político. Bajo esa premisa, González, la voz con más auctoritas del socialismo español, argumentó en público la defensa de la abstención, de ahí que se sienta engañado. Pero tras la dimisión de los diecisiete críticos, con todos los andaluces entre ellos -a excepción de la onubense María Luisa Faneca-, el resto de la Ejecutiva, con Sánchez a la cabeza, se negó a admitir que ya no hay dirección y pretende quedarse pilotando la renovación de órganos que marcan los estatutos. Pedro Sánchez demuestra con ello, una vez más, que lo único que le mueve es su interés personal, por encima del futuro de un partido que ha sido y debe ser básico en el sistema político español y, lo que es más importante, del interés general de España, que se vería abocada a unas terceras elecciones generales en un año, con el desprestigio para la misma democracia ante la ciudadanía y todo el panorama internacional que ello supondría. Andalucía, con Susana Díaz al frente como secretaria general del PSOE-A, ha jugado una papel fundamental en este intento de enderezar el rumbo errático del PSOE y debe jugar un papel protagonista en la refundación socialista que se avecina. Sánchez ha tensado tanto la cuerda que ha perdido el norte hasta el punto de no darse cuenta de que la ha roto, de que ya no es secretario general.

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