Crónica política

La conferencia roja

ROJO el escenario, rojos los cuadernos y la bolsa con la documentación, rojas las cintas de las acreditaciones … Ya lo había dicho Elena Valenciano horas antes de iniciar la conferencia: querían que de la Conferencia saliera un partido más rojo, más morado y más verde. Los colores de la izquierda, del feminismo y del medio ambiente.

Los discursos acentuaron el carácter social del PSOE al que un grupo de manifestantes acusaba, fuera del recinto, de haber perdido la S, la O y la E. No pensaban lo mismo los de dentro, los que formaban parte de los más de dos mil elegidos para participar en la Conferencia: de ahí saldría un partido más fuerte y con posibilidad de ganar las elecciones y el Gobierno.

Susana Díaz quería perfil tirando a bajo para poner serenidad en un ambiente excesivamente tenso , pero no lo consiguió: provocó un entusiasmo que hacía mucho tiempo que no se veía en el PSOE, con un discurso muy articulado, muy personal y muy institucional, del que todo el mundo destacó la mano tendida al PSC. Pere Navarro, en primera fila, agradeció el gesto.

¿Y qué se vio en los pasillos y el inmenso vestíbulo del palacio municipal de Congresos? Pues mucho lío, mucha aceptación de que el partido no pita, que el equipo de Rubalcaba no convence , y que hay ganas en la gente joven de dar carpetazo a la generación del felipismo. Aunque por allí andaban muchos de ellos -Solana, Almunia, Chaves, Moscoso, Solchaga, Rubiales- en olor de multitudes y de simpatías generalizadas, junto a los que han hecho carrera importante con Zapatero -Moratinos, Blanco, Chacón-, a los que también se da por amortizados con excepción de Chacón, a la que se dio un recibimiento propia de una gran estrella.

Los días previos ha habido encuentros entre los dirigentes regionales, incluida Susana Díaz, para poner calma en los ánimos más exacerbados, los que pretendían que de la Conferencia saliera una fecha de celebración de primarias. Se ha echado agua al fuego, y finalmente parece que se conforman con un calendario, aunque los más defensores de primarias aún tienen la esperanza de lograr el compromiso de que el próximo comité federal fijará esa fecha. Está por ver.

Por primera vez en mucho tiempo se advertía cierto entusiasmo, una especie de "se puede", se puede ganar, se puede gobernar. Pero, mal que le pese a Rubalcaba, pocos pensaban que era posible con Rubalcaba como candidato. Y se hacían cábalas sobre su futuro. Nada más llegar, un joven comentaba: "Atenta, Rubalcaba va a hacer un anuncio importante. Se va". Ante el escepticismo de la periodista, matizaba otro socialista que conoce bien el partido: "Qué se va a ir… Todo lo más podría anunciar que no optará a ser candidato, que no se presenta a las primarias". Y un tercero, que ha sido ministro con él en tiempos de Zapatero y se cuenta entre sus amigos, aseguraba que "Alfredo quiere continuar como secretario general y creo que va a intentarlo". Y la mejor frase, la de un colaborador de Tomás Gómez, que es bien sabido no quiere que Rubalcaba continúe al frente del partido: "El problema de Alfredo es que tiene prisa por tardar en la toma de decisiones".

Quizá este domingo se despeje alguna incógnita, pero el inicio de la Conferencia era más un tsunami rumorológico que una fábrica de ideas con las que lanzar el partido hacia la victoria.

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