Crónica Personal

Cambio de ciclo

La noche electoral deja un triunfo al PP de Feijóo que se le resistía desde hace siete años El balance del PSOE es pésimo: pierde Valencia, Aragón, Extremadura, Baleares y La Rioja

Alberto Núñez Feijóo junto a Isabel Díaz Ayuso.

Alberto Núñez Feijóo junto a Isabel Díaz Ayuso. / Juanjo Martín / Efe

EL PSOE tuvo su mejor noche, mientras que el PP de Alberto Núñez Feijóo logró un triunfo que se le resistía desde hacía siete años. Por el contrario, el PSOE ha tenido una derrota histórica, “sin paliativos”, como decían los dirigentes socialistas que seguían la marcha del escrutinio en la sede de Ferraz. Como se adivinaba, Isabel Díaz Ayuso arrasó en la Comunidad de Madrid, y podría mantenerse como alcalde Martínez Almeida. Madrid es PP, al menos lo es en estos tiempos, siente un rechazo indiscutible hacia Pedro Sánchez.

Se adivina un cambio de ciclo, con un dato que indica que la seguridad en el futuro que intentaban demostrar era impostado, falso: Pedro Sánchez se quedó en casa, en La Moncloa, todo un síntoma de que andaba escaso de ánimo, y ni siquiera acudió a la sede socialista para dar su apoyo a compañeros que, como él mismo, estaban deseosos de buenas noticias.

El balance general es dramático para el PSOE de Sánchez se mire por donde se mire: ha perdido los gobiernos de Valencia, Aragón, Extremadura, Baleares, y La Rioja, las alcaldías de las capitales andaluzas y está difícil la deseada Alcaldía de Barcelona para Collboni; se ve obligado a pactar con Bildu, Geroa Bai y Podemos en Navarra porque de nuevo le ha ganado UPN. Ha perdido un buen puñado de capitales en Castilla y León que eran feudos socialistas, mantiene el Gobierno de Castilla-La Mancha, y habría que preguntarse si es un consuelo para Pedro Sánchez, porque con García-Page gana el socialismo que durante toda la legislatura ha marcado distancias con los pactos y decisiones que ha tomado el presidente de gobierno.

Feijóo tiene motivos para sentir satisfacción, incluso más que satisfacción, porque no solo ha regalado al PP un éxito que se le escapaba en los últimos años sino que ha conseguido su primer triunfo nacional. Ha teñido el mapa de azul pero sobre todo se ha hecho con gobiernos que para los socialistas era prioritario mantener.

Desaparece Cs, la bajada de Podemos es considerable y Vox sigue estando maldito

Desaparece Ciudadanos, como pronosticaban todos los sondeos, y también como se pronosticaba, Podemos casi desaparece. Una situación que va a analizar detenidamente Yolanda Díaz, porque si bien es cierto que la unión electoral de Podemos y Sumar sería muy provechosa para la izquierda del PSOE, sin embargo, el resultado de estas elecciones municipales y autonómicas coloca en situación delicada a todo del sector situado a la izquierda del PSOE: además de la crisis existencial de Podemos, también Yolanda Díaz queda debilitada, con la derrota de Colau en Barcelona y la de Compromís en Valencia.

Llega ahora el momento de la verdad, cuando los partidos que no han conseguido la mayoría suficiente tienen que ponerse a negociar para conseguir gobiernos. El PP solo puede hacerlo con Vox y, quizá, con alguno de los partidos regionales y nacionalistas; pero sabe Feijóo que, de antemano, todos ellos le pondrán como condición que en ningún caso Vox puede formar parte de la quiniela. En España, para todos los partidos y para un número considerable de ciudadanos, Vox continúa siendo un partido maldito. Se acepta con naturalidad que el gobierno socialista forme coalición con un partido populista de extrema izquierda como Podemos, incluso con un partido que desciende directamente de un movimiento terrorista, y no admite sin embargo a un partido de extrema derecha.

Feijóo se va a resistir a formar gobiernos de coalición con el partido de Abascal, más aún después del –mal– ejemplo que se vive en Castilla y León, pero no se deben hacer pronósticos sin conocer cuál es la estrategia futura del PP. Si contra lo que desea, se ve obligado a sentarse a una mesa negociadora, cuando ha reiterado que no deseaba hacerlo, puede agarrarse al hecho de que ofreció a Sánchez que gobernara el partido más votado, y Sánchez no aceptó la propuesta.

Este 28-M ha sido fecha para olvidar para Pedro Sánchez, y fecha que inicia una nueva etapa en la carrera de Feijóo hacia La Moncloa.

El partido que gana en las municipales y autonómicas suele ganar después las generales, pero la historia de los próximos meses está por escribir. Lo que sí parece evidente es que Pedro Sánchez no es un candidato que provoque entusiasmo entre los votantes socialistas. Y que Núñez Feijóo se consolida como líder nacional.

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