Alberto Grimaldi

agrimaldi@grupojoly.com

Escapismo a la desesperada

Sánchez se responsabiliza personalmente de la debacle pero llama a las urnas de inmediato para zafarse de esa misma culpa de manera también automática

Escapista a la desesperada

EL todavía presidente del Gobierno ha forjado una imagen de líder capaz de reponerse de cualquier revés hasta convertirlo en una victoria. Pero como en tantos otros episodios de su biografía, dicha imagen hace tiempo que se ajusta muy poco a la realidad. El PSOE de Pedro Sánchez lleva años cosechando derrotas electorales, una tras otra: Madrid, Castilla-León, Andalucía y, el domingo, las municipales y autonómicas en las que el socialismo perdió casi todo el poder territorial que atesoraba.

Los resultados del 28-M fueron una moción de censura de los españoles a su presidente. Sánchez lo sabe perfectamente y por eso su respuesta ha sido, una vez más, hacer de escapista de la realidad.

Es cierto que Sánchez se responsabilizó en primera persona de la debacle electoral, pero su convocatoria inmediata, que llevará a los españoles a votar por primera vez en la historia democrática reciente en pleno verano, persigue zafarse de esa responsabilidad de manera también automática.

Convocar las legislativas de esta forma busca en primer lugar minorar el éxito del PP en las elecciones locales tapándolo con la llamada a las urnas más relevante que puede hacerse en España.

Hacer que las votaciones se superpongan en el mínimo plazo temporal posible también busca acallar cualquier crítica interna en el PSOE a una política que ha cosechado un rechazo sin precedentes temporales, porque José Luis Rodríguez Zapatero tardó el doble de tiempo en provocar un vuelco así.

Acallado su partido, además, traiciona a su protegida y aliada Yolanda Díaz, a la que le destroza su estrategia de lanzamiento de la plataforma electoral Sumar y le obliga a pactar en diez días una confluencia con Podemos, aunque de ambos lo que pretende es dejarles en la irrelevancia apelando al voto útil de la izquierda.

Y sobre todo escapa de sí mismo en un desesperado intento de que su narcisismo y su nulo compromiso con lo prometido para mantenerse en el poder a toda costa acabe por desalojarle de la Moncloa.

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