España

Y el imputado entró a pie...

  • Urdangarín obvió la deferencia del juez decano de Palma para que pudiera acceder a la sede judicial en su coche y recorrió 30 metros antes de dirigirse a los medios

Iñaki Urdangarín optó ayer por entrar a declarar ante el juez como cualquier otro imputado y descendió a pie la cuesta de acceso a los Juzgados de Palma, donde además rompió las previsiones de los 70 periodistas que le esperaban al dirigirse a ellos para defender su inocencia.

Aunque el juez decano de Palma, Francisco Martínez Espinosa, había atendido la petición de la Policía y permitió el viernes de forma excepcional que el esposo de la infanta Cristina accediera al edificio en coche, el declarante sorprendió a todos exponiéndose durante 30 metros y haciendo una declaración ante las cámaras.

Desde primera hora de la mañana, decenas de informadores acreditados para cubrir la declaración por el caso Nóos del duque de Palma habían tomado posiciones tras las vallas colocadas por la Policía en el aparcamiento de los Juzgados con la esperanza de que Urdangarin saliera del coche lo suficientemente lejos de la puerta de entrada al edificio para poder captar su imagen.

En la zona más cercana al acceso se negociaba cada centímetro de suelo, pero cuando en torno a las 08:45 el abogado del duque, Mario Pascual Vives, se plantó en la entrada superior del recinto en actitud de espera, los periodistas apostados abajo empezaron a comentar que el imputado podía bajar a pie.

Así fue. A las 08:49, Urdangarín, con chaqueta azul marino, camisa blanca, corbata gris listada y pantalón gris, se paró para hacer declaraciones ante los primeros micrófonos que salieron a su paso, los últimos que habían accedido al recinto, lo que dejó sin imágenes de primera fila a las principales televisiones españolas. Hasta que llegó ese momento culminante, la atención se centró en los actores de reparto, el propio juez Castro, que llegó a las 08:41, los fiscales, que le habían precedido, funcionarios judiciales y abogados personados en la causa.

Cuando las palabras del duque de Palma empezaban a ser difundidas por todos los medios de comunicación del país y muchos extranjeros, empezó su declaración ante el juez, los fiscales anticorrupción, las acusaciones particulares, su defensor y medio centena de defensores de los imputados en las veinticinco piezas del caso Palma Arena.

Protegido el secreto de la declaración en la sala F de los Juzgados por un fuerte dispositivo de seguridad, que incluye inhibidores de frecuencia que alcanzan los teléfonos y ordenadores portátiles de los periodistas, el foco informativo se trasladó luego al exterior del edificio, donde se concentraban desde las 08:30 unos 600 manifestantes antimonárquicos, ciudadanos indignados con la corrupción y algún colectivo que aprovecha los focos para ampliar distintas reivindicaciones.

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