La resaca es ese malestar general que tantos sufren en estos días de Feria y que uno de sus efectos más visibles es un fuerte dolor de cabeza. Cualquier ruido más fuerte de lo normal hace que ese dolor se acreciente y el cuerpo intenta encontrar el hábitat natural para ese estado: la cama. Durante esta semana, el feriante busca un aliado con el que combatir esa resaca y trata de encontrarlo en el farmacéutico. Las farmacias cambian su clientela habitual por jóvenes y turistas que buscan disminuir el efecto de su exceso de alcohol.

"Lo que más vendemos estos días son tiritas, productos para el estómago, para el dolor de cabeza y preservativos", afirma Laura, una de las dependientas de la farmacia y ortopedia situada en centro de la Alameda Principal. Es un establecimiento estratégico, accesible a todas las paradas de los autobuses. Comprar allí es muy socorrido para los que abandonan el centro con destino a sus casas. Laura admite que algunos jóvenes sí piden consejo para evitar la resaca, para los que le recomienda normalmente Alka Seltzer porque "si tiene el estómago hecho polvo, sí que funciona". También es lo que suelen recomendar Estefanía y Elena, dependientas en la farmacia de la esquina entre la Alameda Principal y la calle Larios , junto al Benadon, compuesto por vitamina B.

Ellas son dos chicas jóvenes que viven estos días de una manera muy diferente a la que la mayoría de gente de su edad lo hace. "Es como estar en la Feria, pero sin disfrutarla", decía Elena apesadumbrada, mientras su compañera, que se acaba de incorporar al trabajo tras las vacaciones, admitía haber salido bastante en los últimos días. Juan José Martínez atiende en una farmacia en la calle Santa María y también ha tenido que asesorar a algún joven sobre cómo pasar las resacas. Como las anteriores dependientas, también recomienda la vitamina B, pero "se ha de tomar antes de beber, si no es difícil quitarla". Durante estos días, Juan José ve cómo su clientela habitual desaparece para que la gente joven tome su lugar. "O vienen a primera hora o dejan de venir esta semana para volver la que viene", decía el dependiente, que no sabe lo que harán esos clientes durante los días de Feria.

Cuanto más avanza la tarde, el lidiar con los usuarios que entran en las tiendas es más complicado. Juan José afirma que tiene que tener cuidado "a partir de las cinco de la tarde. Empiezan a venir grupos de gente algo más contenta de lo normal y hay que estar pendientes de la mercancía". En una zona especialmente concurrida este año se sitúa la farmacia donde trabaja Vicente. Está en Puerta Nueva, muy cerca de la plaza de Santo Domingo donde todas las tardes, un montón de jóvenes se reúnen allí. Pese a no ver incrementadas sus ventas por el tránsito continuo de gente, Vicente está cansado del ambiente que se respira. "Esas dos chicas de allí hace dos minutos estaban vomitando aquí al lado", decía el farmacéutico señalando a dos adolescentes.

El grado de embriaguez de algunos asistentes a la fiesta ha propiciado algún problema con el farmacéutico. "Ha habido algunos incidentes con los chavales, pero de poca importancia", admitía el dependiente, que sí decía que algunos establecimientos lo habían pasado peor. Y es que pese a que un farmacéutico puede ayudar a pasar la resaca, el mejor método al fin y al cabo es moderarse en el consumo de alcohol para aguantar al completo la Feria.