Guardar silencio en cuanto suene la guitarra. Esta es una de las reglas sagradas del buen aficionado al flamenco, según versa en la entrada de la sede de la Peña Juan Breva, uno de los lugares de paso obligatorio durante la Feria para los amantes del cante jondo. A este rincón acuden cada día durante las fiestas cientos de personas, procedentes de toda la provincia y de otros puntos de la comunidad, pero también muchos extranjeros que buscan deleitarse con esta manifestación cultural tan típica de Andalucía.

En la jornada de ayer, el público pudo asistir a la actuación de El Nono, que siempre ha sido un cantaor de atrás, es decir, para bailar, pero del que se dice que está "sobrado de compás". Después, como principal reclamo del día, se subió a las tablas El Chato de Vélez, quien ha trabajado para el baile de Antonio Canales o Farruquito. Junto a El Salaíto, que le acompañó a la guitarra, cautivó a los asistentes con sus tientos tangos o sus cantiñas. El salón de la peña estaba a rebosar, como todos los días de la Feria, lleno de aficionados de los que prefieren el ole al aplauso, y que analizaban con cuidadosa atención cada gesto del cantaor, porque como bien aparece gravado en las paredes del local: "Es tan artista el que canta como el que sabe escuchar".

A falta de que pase el último día de Feria, el presidente de la peña, Gonzalo Rojo, asegura que el balance es "muy positivo", pese a no haber instalado su tradicional caseta en la Plaza de la Merced, a causa de las obras que se realizan en la misma, lo que les ha obligado a dosificar el cante en varios pases, para que pueda asistir el mayor número posible de aficionados.

"En La Merced hubiésemos contado con más espacio y más público, pero dentro de las limitaciones que tenemos en la sede, estamos muy contentos", declaró, a lo que añadió, que al día se acercan a este lugar unas 500 personas de media, no sólo a ver las representaciones, sino también a comer, beber y hablar de cante con los amigos. Hoy actuará la cantaora Paqui Corpas.