Feria de Málaga

Fue bonito mientras duró

  • Víctor Puerto dejó lo mejor de la tarde a pesar de que tuvo que abandonar la lidia por una cogida grave en la faena a su primero · Alejandro Amaya fue un tributo al 'no querer' y Morenito de Aranda apenas dejó rastro

GANADERÍA: Se lidiaron seis toros de José Luis Pereda / La Palmosilla muy bien presentados. De desigual juego pero algunos permitieron el lucimiento. El primero sacó nobleza y aunque salió despistado, dio mucho juego. El segundo, aunque parón, humillaba. El tercer, cuarto quinto y sexto, mansearon y se rajaron pronto. TOREROS: Víctor Puerto, de azul marino y oro. Media estocada, pinchazo hondo, un descabello (ovación). Resultó herido en la faena de su primer toro y tuvo que abandonar la lidia. Alejandro Amaya, de verde manzana y oro. Estocada tendida y cinco descabellos (pitos). Bajonazo (pitos). Pinchazo, bajonazo, pinchazo y un descabello (pitos). Morenito de Aranda, grana y azabache. Estocada, seis descabellos (saludos). Estocada desprendida (silencio). Incidencias: Cuarta de abono. Alrededor de un tercio de plaza. Temperatura más alta en comparación con las últimas tardes. Raúl Cervantes saludó tras parear al primero de la tarde. Parte facultativo: Víctor Sánchez Cerdá (Víctor Puerto) fue atendido en la enfermería por el doctor Juan Pedro Luna, quien firmó el parte siguiente: "Herida contusa de seis centímetros en cara antero interna tercio superior muslo derecho con una trayectoria de catorce centímetros hacia arriba, adentro y atrás que rompe fibras musculares de los músculos sartorio y fibras del músculo abductor mayor con hemorragia. Herida contusa de quince centímetros, tres centímetros por encima de la anterior que afecta a la piel, tejido celular subcutáneo y aponeurosis; y con trayectoria hacia arriba, dentro y afuera. Pronóstico grave".

Va a ser verdad eso de que la alegría dura poco en la casa del pobre. Y para pobre la Feria que estamos viviendo en La Malagueta. Ya van cuatro festejos y sólo una oreja. Y para cuando la tarde apuntaba maneras y parecía que la tendencia al desastre iba a cambiar, aparece la mala suerte. El de ayer volvía a ser uno de esos carteles cuestionados por la ausencia de renombres, pero puestos a verle el lado positivo a las cosas había clavos, que aunque incandescentes, permitían agarrarse a ellos. Uno de esos clavos era volver a ver a Víctor Puerto, que comparecía en Málaga tras su reaparición en los ruedos el pasado año después de retirarse en 2008. Y fue lo mejor de la tarde. Es más, fue lo único bueno, pero sólo duró un asalto.

En el primero de la tarde, que salió algo despistado, Víctor Puerto gustó mucho con el capote. No sólo había belleza sino también voluntad y ganas de hacer las cosas bien. Combinó verónicas y chicuelinas y remató con una media verónica que resultaron ser el mejor recibo de lo que va de Feria. Brindó al público, que estaba entregado con el diestro al ver la posibilidad de resarcirse de las tardes regulares hasta ahora vividas. El toro cabeceaba pero era una cuestión de alejarlo de las querencias y por eso el madrileño, afincado en la localidad sevillana de San José de la Rinconada, se lo llevó a los medios.

Con la derecha enderezó una tanda que seguía alimentando el entusiasmo y Víctor Puerto se vino arriba. En ese momento Ragón Falez, interpretado por la banda de Miraflores ponía el áurea perfecta. Se cambió la muleta a la izquierda y ejecutó una faena de mando, temple y gusto, demostrando que a veces las segundas partes si son buenas. Ya había demostrado en otras plazas que su toreo había cambiado y quiso demostrarlo también en el albero de Málaga. Para ir ganando enteros respecto a la afición, Puerto se plantó de rodillas y plasmó una faena de valor en la que arriesgó y supo dominar los terrenos del toro. De nuevo en pie, cometió un error que nunca debió permitirse. Dejar un pequeño hueco entre él y el de La Dehesilla. Y lo enganchó. Le dio una voltereta en el pitón, lo soltó y lo pisó.

Víctor Puerto se recompuso pero la cojera con la que se levantó hacía presagiar lo peor. A pesar de eso, entró a matar, pero la merma física le hizo que fallara con los aceros y también perder la oreja. Media estocada y un aviso, pero el toro seguía entero. Pinchazo hondo, descabello y ovación cerrada. Arrastrando la pierna fue capaz de dar la vuelta al ruedo.

Se quedó en el callejón y allí lo atendieron, porque su intención era continuar. Minutos más tarde, previo desmayo, entraba en la enfermería y tuvo que abandonar la lidia. Doble mala noticia. El mejor de la tarde se iba y el peor de la tarde toreaba un toro más.

Visto lo visto de la actuación de ayer de Alejandro Amaya, no sé si es que no le hacía ilusión venir a Málaga, y eso que era su debut aquí, o es que directamente no quería volver. No dio un solo pase que mereciera tenerse en cuenta. En el sexto de la tarde, que era el que le hubiera correspondido a Víctor Puerto, se limitó a dar pases intentando acabar rápido. En el segundo de su lote, desperdició un gran toro. La desidia es mala compañera de viaje. Morenito de Aranda era, sin ánimo de ofender, un melón por calar. Y en la primera tajada, el quite al segundo de Amaya, demostró un buen gusto que ilusionaba. La mala suerte con su lote hizo que no luciera ni pudiera explotar su buen hacer. Al menos, la corrida duró lo justo. Puerto duró demasiado poco. Tempus fugit, que diría aquel.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios