Feria de Málaga

La constancia frente al muro

  • El diestro hará por primera vez el paseíllo sobre la arena de la plaza de toros de La Malagueta

EL toro, el toro y el toro. Es el centro de todo, la base, la razón, el principio y el final, el alfa y el omega, la a y la z. Sin él nada tendría sentido. Si él no está, nadie está. Nada lo suple. Nada ocupa su lugar. Y claro se sale de la plaza con una especie de vacío existencial porque la esencia se esfumó. Y es una pena. Porque ante eso nadie se alegra, porque no hay beneficiados. Es un punto negro para el ganadero. El público se va con la sensación de que ha perdido la tarde y los toreros no pueden hacer su trabajo. Lo dicho, todos pierden . Y eso es lo que pasó ayer en La Malagueta. Los toros de Fuente Ymbro se anunciaban como el 50% del llamado Desafío Ganadero. La otra mitad serán los de Victorino Martín de hoy. Los toros de Ricardo Gallardo, aunque bien presentados, no dieron juego. Ninguno. Reaccionaban siempre a la defensiva y se venían abajo. Incluso alguno profirió algún cabeceo peligroso. Rocas inexpugnables. Para perder la fe, porque cualquier esfuerzo era inútil y eso que ninguno de los tres toreros se dio nunca por vencido.

Abría cartel el local Salvador Vega que además está celebrando su décimo aniversario de alternativa. Se fue de vacío pero aún así dejó retales de ese estilo tan propio y que tanto ilusiona a sus paisanos cada vez que pisa su plaza de La Malagueta. Con el capote gustó y se gustó mucho, pero tal y como salieron las reses de ayer, nada lucía. Jugó todas su cartas, no dejó de intentarlo por ambos pitones en sus dos toros. En ambos fue silenciado pero fue muy superior a su lote. Dos toros parones, sin motor ante los que Vega no dejó de luchar. No se le puede reprochar nada. No quedó por él.

En segundo lugar estaba anunciado Iván Fandiño. Grandísimo conocedor de esta ganadería y muchas veces triunfador con este hierro. Venía de cortar cuatro orejas en Ciudad Real pero el de Orduña siempre lleva a gala aquello de "mi presente es mi futuro". Lo pasado, pasado está y había que volvérsela a jugar desde el principio. Pero qué pena de lote.

En su primero, lo mejor que pudo hacer fue ir a por la espada porque aquel túnel no tenía luz ni al final ni al principio, pero como se dice en el fútbol, el partido no acaba hasta que el árbitro no pita y todavía quedaba un toro. En Fandiño siempre hay que confiar porque sean cuales sean las circunstancias nunca da una batalla por perdida. Sea cual sea la plaza, sea cual sea la ganadería. De ahí vienen muchos de sus éxitos.

Ante esta ganadería Fandiño tiene una clave que es hacer al toro partícipe de la lucha, darle ventajas. Y eso fue lo que hizo ante su segundo enemigo que tuvo unos momentos de lucidez que el vasco aprovechó con dos tandas excelentes. Pero de pronto, el toro se apagó, se vino abajo. ¡Ay, si no se hubiera desvanecido ese toro! Pero sí, lo hizo. No le quedó otra que ir a por la espada. El mal uso de los aceros no fue el mejor broche pero de nuevo quedó de manifiesto su gran capacidad, entrega y pundonor.

Quizá lo más vistoso de la tarde fue una faena valiente y decidida en el tercero de la tarde que realizó Daniel Luque. Otro que no tiró la toalla. Lo recibió con una larga cambiada y siguió dejando un buen gusto con el capote. Le brindó al público la muerte de su oponente. A pesar de las dificultades que presentaba el de Fuente Ymbro, de nombre Zarino, el sevillano pudo ir lidiando para hilvanar alguna serie acompañada de una gran valentía, ya que el toro nunca mostró voluntad de ataque, no acometía, teniendo incluso reacciones peligrosas. Aun así, Luque estuvo muy firme y siempre estuvo por encima de su oponente. Mató con una estocada tendida y recibió una ovación con una petición que nunca fue mayoritaria. Una vuelta al ruedo premió su meritoria actuación. En su segundo, como la tónica continuaba igual, tras una estocada atravesada el de Gerena recibió palmas del público.

Para hoy, llegan los míticos victorinos, también aprobados. Y vistiendo de oro, un regreso y un debut. Antonio Ferrera y Javier Castaño. Dos guerreros. Esperemos que le salgan contrincantes desde toriles.

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