La Feria de Málaga paralela del Real: el botellón, la 'caseta' más grande y barata
Los cubos de basura, rebosados; el suelo, mientras tanto, se llenaba de bolsas y vasos
Así amaneció la zona de la juventud: la cara más sucia de la Feria de Málaga
La segunda noche de Feria en el Real acogió un poco menos de público después del estreno del sábado, pero el botellón del Real -que está permitido según la ordenanza municipal- seguía siendo un hervidero de gente y de historias que, seguramente, se queden en la explanada de la juventud. Allí, entre bolsas y carcajadas, la fiesta no necesitaba de farolillos ni de casetas. La mayoría eran jóvenes veinteañeros, aunque también se dejaban ver grupos de treintañeros y hasta algún que otro más mayor con espíritu incombustible.
Todos compartían el mismo ritual: amigos formando corrillos, sentados en círculo o de pie, con vasos de plástico o de cartón en la mano y conversaciones que se entremezclaban con la música que salía desde el escenario. En el suelo, las bolsas de plástico se acumulaban poco a poco. Dentro de ellas, botellas de ron, vodka y ginebra que se mezclaban con refrescos varios. Incluso botellas de vino dulce. El cóctel clásico de cada agosto en Málaga.
El calor apretaba aún siendo de noche. Muchos se abanicaban con lo que tenían a mano: abanicos, servilletas o incluso las propias bolsas de supermercado. La brisa, cuando aparecía, arrancaba algún suspiro de alivio. Entre tanto, el murmullo de las conversaciones se mezclaba con la música, que, sobre todo, era reguetón: los clásicos de Daddy Yankee se entrelazaban con los nuevos temas de Bad Bunny, coreados por chavales que no dejaban de grabarse entre risas. El asfalto se convertía en pista de baile improvisada.
La estampa era de lo más variopinta. Había quienes se habían arreglado con camisas planchadas, sencillas o con estampado veraniego; algunas apostaban por tops, vaqueros y sandalias, y no faltaban los chavales sin camiseta. Los trajes de flamenca del día habían dado paso a la ropa de fiesta de noche. Entre la multitud, alguno paseaba con unas gafas que se iluminaban con un ritmo parpadeante, dejando destellos entre vasos y botellas.
Había quien se quejaba entre risas del efecto del calor sobre la bebida, animando a beber más rápido. "Lo malo es que el hielo se deshace en nada y no hay quien se beba esto", decía un chaval avisando a un amigo suyo, enseñándole su vaso. Otro grupo lo tenía más claro: "Es que en la feria una copa te cuesta más que media botella aquí, esto sale mucho más barato y ya vas contento a las casetas", comentaban mientras bebían con vasos de plástico llenos hasta arriba.
Los pocos cubos de basura rebosaban y, alrededor, el suelo se había convertido en un vertedero improvisado de bolsas, botellas y vasos aplastados. A todo eso se sumaba la carencia de baños en la zona. Quien no podía más acababa en el parking, con el correspondiente olor que quedaba como recordatorio y que se mezclaba con el de las bebidas derramadas. Pero nada frenaba las ganas de fiesta. Las primeras horas de la noche avanzaban entre vasos que se vaciaban y se rellenaban, amigos que llegaban más tarde, música que invitaba a bailar y una marea de jóvenes dispuestos a darlo todo una noche más.
El botellón en la explanada de la juventud sigue siendo un clásico de la feria: un espacio de encuentro donde caben todas las edades, todas las ropas y todas las bebidas. Una feria paralela que, entre sudor, charlas y reguetón, también forma parte de la Feria de agosto. Había quien se animaba a bailar sobre el propio asfalto como si fuera la pista de baile de una discoteca, rodeado de bolsas de hielo casi derretidas, mientras otros solo conversaban o veían TikTok y bebían antes de ir a las casetas.
Cuando ya llegaron las horas indecentes y los vasos ya estaban tirados por el suelo, muchos aún arañaban el tiempo, pero tocaba levantarse del suelo y poner rumbo a las casetas. Con el reguetón todavía retumbando en la explanada, varios grupos de jóvenes avanzaban en procesión hacia las casetas como un ejército desordenado, alguno tambaleándose más que otro, dispuesto a seguir dejándose el alma. En la Feria, el botellón es un ensayo general para la función principal, que se alarga hasta el amanecer.
También te puede interesar
CONTENIDO OFRECIDO POR SÁNCHEZ ROMERO CARVAJAL
Contenido Patrocinado
CONTENIDO OFRECIDO POR AMAZON