La primera jornada de la Feria de Málaga no decepcionó a los cientos de ciudadanos y visitantes que ocuparon las calles del centro para disfrutar de la fiesta grande de la ciudad. Hombres y mujeres desempolvaron -sobre todo ellas- sus trajes típicos y lucieron volantes, peinetas y sombreros cordobeses con ese arte que caracteriza a los malagueños. Las personas que no se atrevieron a vestirse de flamenca o de corto no olvidaron incluir algún detalle en su vestimenta con el que manifestar que estaban de Feria. Grandes flores en el pelo, abanicos o lunares no faltaron entre el gentío.
Desde el santuario de la Victoria hasta la calle Larios, pasando por calle Granada, plaza Uncibay y las múltiples callejuelas que componen el centro histórico de la ciudad, la multitud copó hasta el último rincón para disfrutar de la música, la comida y la bebida. Los vasos no dejaron de llenarse durante toda la tarde y los abanicos no cesaron en su empeño por apaciguar el calor que siempre ha caracterizado a la feria. La alegría, la risa y la fiesta no faltaron a su cita en la semana grande de Málaga.
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