Feria de Málaga

El indomable Tabletom

Pasarán más de mil años, muchos más, dice la canción. Y es que después de más de tres décadas subidos a los escenarios y tras varios años de ausencia en la Caseta de la Juventud, Tabletom se reencontró el viernes con su público en el Real en una noche mágica ganada para la Feria de Málaga.

Tras cuatro años sin salir en la escena del Cortijo de Torres, el mítico grupo de rock volvió a ofrecer a sus seguidores la mejor música que saben hacer. Una mezcla de rock y jazz en la que no faltaron los ritmos flamencos. El reencuentro, no obstante, se hizo esperar y no fue hasta las tres de la madrugada cuando Roberto y los suyos aparecieron en escena.

La participación de Tabletom en la Feria de Málaga es una tradición, como lo puedan ser los fuegos, las biznagas y el Cartojal. Es por ello que el viernes la ciudad quiso rendir homenaje al grupo con una placa de agradecimiento por los años de trabajo en los que han propagado la imagen de Málaga por todo el mundo. El alcalde, Francisco de la Torre, y el concejal Elías Bendodo entregaron el simbólico recuerdo, que recogió Roberto, voz y alma de la banda. Por su parte, Tabletom hizo lo que mejor sabe, ofrecer un espectáculo de música al máximo nivel. Por allí sonaron éxitos como Pescaíto Frito, Un escalón, Me estoy quitan -do y El vampiro y temas nuevos como En las nubes y El ozono, que forman parte de su próximo trabajo, Sigamos en las nubes. Previamente al concierto se difundieron imágenes del grupo en las que se recordaron los mejores momentos de esta histórica banda y que se sucedieron a la vez que se podía oír el conocido tema Málaga. Pocas veces durante la semana de Feria se había podido ver el ambiente que se vivió el viernes en la Caseta de la Juventud. Aunque lo de joven se refiere, suponemos, al espíritu, porque este grupo arrastra consigo a varias generaciones de seguidores.

Indomables. Con más de 30 años a sus espaldas, nueve discos editados y un dvd, la personalidad de Tabletom ha creado una leyenda a su alrededor que les hace ser diferentes. Alejados de las modas, del mundo comercial y del merchandising viven al margen de todo creando un estilo cuanto menos único. La personalidad de Roberto, por su parte, hace que el público esté en todo momento en consonancia con la música y el espectáculo. Su ironía, que pasa por criticarse a sí mismo, se pone a disposición de todo aquél que se preste: en el mismo saco entran Dios, el alcalde y Tabletom.

La banda consiguió reencontrarse con los malagueños dejando claro que después de 30 años siguen siendo los mismos y que su música es cada vez mejor. Su público lo sabe y por ello supo esperar hasta altas horas de la madrugada. Sus letras siempre recogen lo mejor de Málaga, de sus tópicos y sus gentes. Aunque también tienen mucho de demanda social y autocrítica. "Somos libertarios", dice una de ellas, sin duda, el mejor modo de describirlos a ellos y a su música.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios