Málaga viaja al siglo XV con la Cabalgata Histórica, el inicio de la Feria 2025

Más de 250 participantes recrean el encuentro entre moros y cristianos en un desfile que ya se consolida como cita imprescindible

Primer día de la Feria de Málaga 2025: programa del sábado 16 de agosto

Entrega de las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos.
Entrega de las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos. / CARLOS GUERRERO

Málaga se ha vuelto a convertir en un escenario abierto donde la historia y la fiesta se dan la mano y se pasean por las calles del Centro. El eco de tambores y clarines ha recorrido las calles, atrayendo a vecinos y visitantes hacia el corazón de la ciudad. Trajes coloridos y sonrisas que se han cruzado con naturalidad, dibujando una estampa alegre y familiar, han despedido la tarde del 15 de agosto, víspera de feria. La Cabalgata Histórica, que regresó en 2024 tras años de ausencia, se ha afianzado este 2025 como una cita imprescindible, reuniendo a 250 voluntarios ataviados con ropas de moros y cristianos, estandartes al viento y estampas que parecían salidas de otra época.

Desde la plaza de la Merced han partido, a las ocho en punto, la hora prevista, las tropas cristianas. Han avanzado al compás de tambores y fanfarrias, con capas ondeantes y lanzas que han brillado bajo el último sol de la tarde. A las 20:30, desde la Alcazaba han empezado a descender las tropas moras, portando el nuevo estandarte estrenado este año, con colores intensos que han originado rostros de sorpresa y entusiasmo entre quienes lo veían por primera vez.

Una odalisca y, al fondo, los asistentes a la Cabalgata.
Una odalisca y, al fondo, los asistentes a la Cabalgata. / CARLOS GUERRERO

La plaza de la Aduana aguardaba como punto de encuentro. Allí, bajo la atenta mirada de cientos de personas que se han acercado para no perder detalle, se ha escenificado la entrega de las llaves de la ciudad. La delegación musulmana, encabezada por un comerciante con porte solemne, ha ofrecido primero la espada de la rendición y luego la llave. Por su parte, los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, han recibido ambos símbolos con gesto firme, mientras el público ha arrancado con aplausos y vítores espontáneos.

“Que ondee en la torre más alta de la Alcazaba la bandera castellana”, ha intervenido Fernando II. Instantes después, la tela roja y dorada se ha desplegado majestuosa contra el cielo anaranjado del atardecer. La música no ha tardado en volver a sonar y el desfile se ha reanudado pasando por Císter, Santa María y Molina Larios. Entre los curiosos, adultos han pedido permiso para que sus hijos pudieran "ver de cerca a los reyes". La comitiva iba coleccionando a su paso miradas de asombro de extranjeros que no entendían qué se estaba celebrando.

Las calles del Centro se han impregnado de olor a jazmín mezclado con el de la biznaga. Las bailarinas moras, con el movimiento hipnótico de caderas y brazos, han llamado la atención de los asistentes, mientras que los caballeros cristianos se han encargado de saludar con la espada en alto y de ilusionar a los más pequeños, que no han dudado en imitarlos y en convertirse en guerreros también.

El cortejo entrando a la ciudad.
El cortejo entrando a la ciudad.

Este año, el acuerdo de colaboración con el pueblo de Benalauría ha aportado un nuevo sabor a la Cabalgata Histórica. Sus vecinos, veteranos en recreaciones de moros y cristianos, se han movido con soltura y teatralidad, arrancando sonrisas y varios teléfonos para inmortalizar el momento a cada paso.

El recorrido, de más de una hora y media, ha culminado de nuevo en la plaza de la Aduana. Allí, los dos bandos se han despedido, pero antes han querido compartir un último saludo bajo la atenta mirada del público. Las calles, poco a poco más vacías para dirigirse al espectáculo de drones y fuegos artificiales, se han ido convirtiendo en un murmullo en la lejanía. La historia, por un día, ha caminado junto a los malagueños, y Málaga ha vuelto, aunque fuera por unas horas, a aquel agosto de 1487 en el que su historia cambió para siempre.

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