Feria de Málaga

Pavor, broncas y vacío de trofeos en Málaga ante una inservible corrida de Núñez del Cuvillo

Morante hace un gesto de desdén ante un público que lo abroncaba.

Morante hace un gesto de desdén ante un público que lo abroncaba. / Pepe Gómez (Málaga)

Qué dura es a incertidumbre. Durísima. De las peores sensaciones que se pueden sentir. Sobre todo, si lo que se puede venir es un fatal desenlace. Lo vivido en la cuarta de abono en La Malagueta fue así y de nuevo con Fortes como protagonista.  El contraste lo puso Morante, enlazando broncas. Es único como personaje. 

Fortes sufre una voltereta en el tercero de la tarde. Fortes sufre una voltereta en el tercero de la tarde.

Fortes sufre una voltereta en el tercero de la tarde. / Pepe Gómez (Málaga)

En su primero el toro cabeceaba y no entraba con clase al capote. Fue muy discutido por su comportamiento y físico, ya que perdía continuamente las manos. Se sucedían las pitadas al palco que no cambió al de Cuvillo.

La verdad sea dicha que el toro no servía para mucho y conociendo a Morante se avecinaba un corte por lo sano. Efectivamente, así fue. Mientras seguían los pitos al palco el de La Puebla del Río fue a por la espada. Media estocada y descabello. Silencio. Y tan tranquilo. Morante es así. No va a sorprendernos ahora.  

"No hay derecho", "¡Fuera, fuera" o "Hemos pagado por esto..." fueron algunas de las lindezas (que se puedan contar) que el público le dedicó a la presidencia, en manos de Antonio Roche. La verdad es que casi no dio tiempo a acomodarse en el tendido cuando ya el toro estaba en el arrastre. Talavante templó a su primero en los medios. Derribó al caballo al cogerle por los pechos pero por suerte ni picador ni animal sufrieron daños.

Fortes hizo un quite que se vio muy deslucido por la brisita que se levantó. Se aplaudió con énfasis. Su paisano volvía al ruedo malagueño después de cuatro años muy complicados.

Talavante, ante el primero de su lote. Talavante, ante el primero de su lote.

Talavante, ante el primero de su lote. / Pepe Gómez (Málaga)

El de Badajoz anduvo con inteligencia y temple haciéndose poco a poco con él. El dichoso aire, como siempre molestando, hacía que la dificultades, añadidas a las del toro, aumentara. Es tal figura que pegó un par de muletazos geniales. Estocada algo caída y trasera. Ovación tras leve petición

Ojo, que aquí la tarde cambió. Un ramillete de verónicas con mucho gusto fue lo que desplegó Fortes para recibir el tercero de la tarde. Su presencia tan esperada, se notaba en los tendidos. Lo llevó al caballo con chicuelinas al paso muy bien ejecutadas y muy aplaudidas.

Brindó la muerte de su oponente al publico. Permítanmelo: puñetero aire el que soplaba de vez en cuando. Creando peligro por supuesto además del deslucimiento de unas buenas tandas.

La cuadrilla de Fortes se lamenta ante el percance ocurrido. La cuadrilla de Fortes se lamenta ante el percance ocurrido.

La cuadrilla de Fortes se lamenta ante el percance ocurrido. / Pepe Gómez (Málaga)

Continuó el malagueño por naturales pero llegó lo que nadie quería. El torero quedó al descubierto y el toro hizo presa. Una vez en el suelo quedó inconsciente. Horrible. Qué sensación más tremenda verlo llevado por los compañeros a la enfermería sin saber lo que pasaba.

Afortunadamente llegaban noticias esperanzadoras dentro de lo atroz que pudo ser: posible fractura de pómulo y traslado al hospital. 

Morante, que tuvo que matar al toro de Saúl Jiménez Fortes, recibió al cuarto de Núñez del Cuvillo ante un tendido aún con el cuerpo cortado, de tal manera que pegó tres verónicas de una hechura bellísima con sello de la casa que, sin duda, si el ambiente hubiera sido otro hubiera tenido otra repercusión en los tendidos.

Pero si marca de la casa es el barroquismo de su toreo, lo es también abreviar si el considera que no hay nada que rascar. Y así lo hizo. Es más, llevaba el estoque definitivo desde el comienzo de la faena. Dos pinchazos, un descabello y bronca al sevillano.

Si en su primer toro las broncas, los pitos y los improperios eran para el palco , ahora eran para él. Y encima encarándose con el público. Criticable o no, forma parte de ese personaje que él mismo ha creado. Alejandro Talavante estuvo inédito en el capote de su segundo oponente. En la muleta llegaron sus retales de grandeza. Porque es un torerazo y aunque la temporada de su reencuentro con la mayoría de las plazas no esté siendo grandiosa, sigue siendo un torerazo.

Por naturales lo fue llevando a los medios pero el toro lo miró un par de veces creando una sensación de peligro que, dados los antecedentes de la tarde hicieron poner nervioso al personal. Pegó una tanda buenísima, la única que tanda que duró servible servible el de Cuvillo. Media estocada caída.

También se hizo cargo de la lidia del sexto Talavante ante la lógica imposibilidad de Fortes de continuar con la lidia. No hubo mucha historia que contar en el capote, bueno ni en las banderillas ni tampoco con la muleta. El toro no servía. Como le pasó al resto del encierro. 

Pinchazo, media y descabello fue el epílogo de la actuación de Talavante en La Malagueta. En el paseíllo de salida la bronca continuó para Morante al que también la cayeron almohadillas. Para Talavante hubo también algún pito pero lo que si hubo fue una ovación cerrada a la cuadrilla de Fortes mientras abandonaban el ruedo. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios