"Cuento un momento de dificultad en mi vida que es muy común en esta España"
Andreu Buenafuente. Cómico
El presentador se ha metido a director de documental y en 'El culo del mundo' se analiza a sí mismo y a su profesión tras el fracaso de su programa en 'prime time'
El fracaso del programa Buenas noches y Buenafuente, una apuesta de Antena 3 para el prime time de los domingos en 2012, que duró poco más de un mes en pantalla, llevó a Andreu Buenafuente a analizar su trayectoria profesional, lo que ha plasmado bajo su dirección en el documental El culo del mundo, que se proyectó ayer en la sección Málaga Premiere del Festival de Málaga. Cine Español, con un reparto en el que además del cómico catalán están Gran Wyoming, Santiago Segura, Carlos Areces, Jordi Évole, Carles Francino, José Corbacho y Silvia Abril, entre otros.
-Personalmente, ¿qué le ha aportado desnudarse en este documental?
-La posibilidad de pensar un poco en mi trabajo, aprovechando el rodaje, el proyecto y que no tenía programa de televisión. Parece una tontería, pero siempre estoy en unas dinámicas muy duras de programa diario, que te absorben. Entonces abrir un paréntesis me ha ayudado mucho, porque he reflexionado sobre el sentido de mi trabajo y creo que me ha ayudado a quererlo un poco más. Es algo que, aunque no me gusta dar consejos, recomendaría que todo el mundo hiciera, porque te conecta con el sentido de lo que haces.
-Como una terapia, ¿no?
-Sí, sí, una terapia en toda regla. Me lo dijo Ferran Adrià, cuando se lo comenté. Y le dije que sí, una terapia un poco rara, porque aquí lo va a ver todo el mundo que quiera.
-Y para mostrarse de otra manera, alejada del cómico al que estamos acostumbrados.
-Exacto. Creo que el proyecto requería armarse de valor y vencer la vergüenza. Es curioso, porque en la vida real intento ser muy discreto, luego cuando actúo, el más payaso de todos y aquí tuve que hacer otro registro en el que no haces el payaso pero cuentas algo de ti. Y no ha sido fácil, pero si quieres contar tu vida, tus sentimientos y te cortas, no se podría trabajar.
-¿Qué impacto espera crear en el público? Teniendo en cuenta el hecho de que el parón inesperado en su carrera coincide con los baches que muchos trabajadores están atravesando.
-Uno nunca sabe qué repercusión va a tener ni qué valores va a transmitir, pero ahora, reflexionado, me doy cuenta de que cuentas un tramo de vida que es muy común en esta España. O sea, España está mal, que alguien lo recuerde, por favor, porque políticamente nos están vendiendo una recuperación, pero hemos llegado a tocar fondo. Quizás cuenta una crónica de superación, transmite vida real. Quizás por ahí se identifiquen, en la dificultad de tirar para adelante en un momento jodido.
-Al principio del documental, cuando visita en Argentina al espectador que en cierta manera lo inspiró para grabar el documental, hace precisamente referencia a ello y a cómo esto parece haberle quitado a los españoles las ganas de reír, mientras los argentinos siguen dispuestos a ello.
-Es verdad, ahí hay un terreno que no exploré, porque no tenía más tiempo, pero la realidad argentina era como para haberse quedado un mes. Me acuerdo de que les contaba mi movida y me decían, con esa gracia argentina: 'Pero ustedes de qué se quejan, nosotros estamos en crisis desde toda la vida'. Y no les falta razón.
-Cuando se produce la cancelación de Buenas noches y Buenafuente, ¿en algún momento se le pasó pensó que ya había llegado a su cenit, como cuando un director ya ha rodado su obra maestra y difícilmente podrá igualarla?
-Sí, la verdad es que el documental, en algún momento no quise que fuera muy agrio, porque tampoco tienes que salir ahí deprimido, pero hubo uno meses muy duros, en los que artísticamente me veía bien, tampoco tenía una crisis profesional, pero lo que sí veía era el entorno. Si España fuera una empresa, se vende y se compra la mitad y a mí me estaba tocado estar en la otra mitad. Entonces, era crudo y creo que es bonito que quede un documento de eso, porque las cosas no son fáciles y recordarlo te conecta con la realidad.
-¿Cuando dejaron de emitir el programa, l e quedó la sensación de que se podría haber seguido intentando un poco más?
-En este caso no lo sé. No soy un tipo orgulloso en este sentido. Creo en lo mío y me encanta, pero también ves la realidad. El primetime televisivo es un asador; a las 22:30, hay tantos factores en juego. Yo le agradezco a la cadena que me permitiera hacerlo, fuimos con una apuesta de humor que no funcionó ahí. Pero luego la gente te decía: '¿Cuándo vuelves a la tele?'. Yo vivía una locura y decía: '¿Pero por que no me veías antes?'. Ya hacía el final me decían que tenía que volver a la madrugada, que es tu territorio. Ahora tengo la sensación de que tengo un terreno alquilado que es la madrugada, donde vivo más o menos bien. Estoy a gusto ahí.
-Pero cuando está ahí, la gente le quiere de vuelta a un horario más normal.
-Hoy mismo, una persona me decía: 'es que vas tan tarde'. Y digo, vale ya, si voy pronto no me ves, si voy tarde, voy tarde. No estamos nunca a gusto con nada.
-En el documental también dice que no es la tele quien necesita a Buenafuente si no que es usted el que necesita estar en ella.
-Sí, esto creo que es un poco de madurez personal. Cuando eres joven crees que cambiarás la televisión y ahora, con los años, dices la tele seguirá porque estaba antes de que yo llegara y soy yo el que lo necesito. Lo pienso sinceramente. La necesito y le doy mi energía cada noche en directo, mi vida.
-¿Contento con el nuevo programa En el aire en La Sexta y con cómo está funcionando?
-Sí, tenía ganas de volver. Ha sido duro y queda un poco de trabajo, pero vuelvo a estar activo.
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