Crítica 'Los fenómenos'

Días de vino y pladur

Los fenómenos. Sección Oficial. Comedia, España, 2013. Dirección: Alfonso Zarauza. Guión: Alfonso Zarauza, JaioneCamborda. Intérpretes: Lola Dueñas, Luis Tosar, Juan Carlos Vellido, Miguel de Lira.

Galicia, otoño de 2008. Un grupo de esforzados obreros de la construcción topa con la crisis inmobiliaria, justo cuando comienzan a hacer realidad sus primeros anhelos de crecimiento personal. Ante este escenario construye Alfonso Zarauza, con guión a cuatro manos del mismo director y Jaione Cambora, una historia de perdedores para una película bien escrita, bien dirigida, y que engancha. No es poco.

Neneta (Lola Dueñas) es uno de esos perdedores. O fenómenos, como les hace referencia el título. Obligada a reinventarse tras el fracaso de un delirio hippie junto a Lobo (Luis Tosar), y con un hijo de pocos meses, se ve empujada a trabajar en la construcción, haciéndose valer frente a los prejuicios de un mundo de hombres.

El efecto dominó tras la caída de Lehman Brothers, y un sistema que comienza a entrever su mezquindad, dejan indefenso al grupo de obreros; blancos perfectos, agarrados a los dogmas adquiridos en su búsqueda de la felicidad; construidos desde la obediencia, la culpa y, finalmente, el temor. Por desgracia, y pese a la valentía del punto de vista femenino, la cinta no llega a ser redonda del todo. En su desmedro pesan algunas caídas de ritmo y el triángulo sentimental, que no termina de generar interés; y es que, curiosamente, el personaje de Luis Tosar resulta borroso, en un texto donde precisamente la definición de personajes constituye su mayor virtud.

De esta manera la película, con resonancias del mejor cine de Ken Loach y de Los lunes al sol, se hace grande en las situaciones de grupo, donde la camarilla comandada por Miguel de Lira y Antonio Durán Morris -ambos enormes, no descubrimos la pólvora- provoca la risa en su propio patetismo. Secuencias como la entrega de la empanada, o la cena en casa de Josué, dan buena cuenta de unos diálogos vivos, escritos e interpretados con una naturalidad privilegiada.

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