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Los Javis: "Sorprende haber hecho carrera de poner el foco donde no miraba nadie"

  • Calvo y Ambrossi han sido galardonados con el Premio Málaga Talent, aunque no se reconocen jóvenes, a una carrera en la que han sabido crear "dramas en los que se puede hablar de Lydia Lozano"

Javier Calvo y Javier Ambrossi momentos antes de la entrevista.

Javier Calvo y Javier Ambrossi momentos antes de la entrevista. / Festival de Málaga

El día fuera pinta feo, las calles se han maquillado de más con un polvo africano que ha encalado las paredes antes blancas y los pasos de cebra se han vuelto monocolor; pero Javier Calvo y Javier Ambrossi siguen brillando. Llegan a la cita con Málaga Hoy después de un encuentro con la prensa tras haber recibido el Premio Málaga Talent del Festival, que realza a figura de creadores jóvenes, pero con una carrera consolidada.

Tanto en la gran como en la pequeña pantalla han triunfado Ambrossi y Calvo, o Calvo y Ambrossi. Tanto monta, monta tanto en una pareja de artistas que se van encabalgando las respuestas mientras comparten botella de agua para refrescar la garganta. 

Puede llegar a parecer algo raro que te confundan con una marca, con un logotipo. A veces, debe ser incluso algo desorientarte no saber hasta qué punto eres los Javis, y hasta cuál eres Javier Ambrossi y Javier Calvo. Pero a ellos eso no les preocupa demasiado, "es como el traje de súper héroe, 'vamos a vestirnos de los Javis' y te pones el Gucci", bromea Calvo.

"No nos referimos nunca a nosotros como los Javis, nos lo puso Belén Cuesta y lo asociamos a nuestra imagen pública pero está bien", continúa. "Yo me siento más un individuo, no un ente de dos cabezas", avisa Ambrossi, "pero nos gusta los Javis y lo que hemos creado; lo importante es lo que hemos creado juntos", remata. 

"En la calle lo conocen, es pegadizo", dice Ambrossi mientras ríen y se acuerdan de los Cohen. Y ahí está una de sus claves: en cómo son capaces de entrar en las casas, en el día a día de todo hijo de vecino, de adolescentes a jubiladas de croché y telenovela. "Es parte del diálogo cómplice que establecemos con el espectador", asegura Calvo. Pone el acento sobre la amalgama de estilos que inundan sus obras "me gustan las cosas que no es sólo una cosa: una comedia con drama, que es emocionante; un drama en el que puedan hablar de Lydia Lozano".  

Encuentro con los cineastas en el Teatro Cervantes este viernes. Encuentro con los cineastas en el Teatro Cervantes este viernes.

Encuentro con los cineastas en el Teatro Cervantes este viernes. / Koke Pérez / Festival de Málaga

Y si hay un indicador absoluto de la entrada en la vida del espectador es el meme. "Me encanta ver los memes", coinciden ambos. Ambrossi avanza un poco más "el otro día vi el vídeo de Rosalía con los memes de Paquita Salas y es absolutamente espectacular, Paquita ya es un clásico". No es para menos, entrar de esta manera en el imaginario popular está al alcance de pocos creadores. "Que algo que hemos creado en nuestra casa haya llegado a tanto a la gente y que las frases sean tan populares llama mucho la atención". 

Pero no es sólo a los memes, también han dado el salto a las pieles "se nos acercan con frases de La Llamada", remarca Ambrossi. Sus tres hits, las ya citadas Paquita Salas y La Llamada y el biopic La Veneno atraviesen distintas pieles de los espectadores, del humor a la inspiración o a relanzar un referente para el colectivo LGBTI. "Flipo cuando se me acerca gente y me dice: gracias a La Veneno he tomado decisiones que tenía que tomar en mi vida", suspira Ambrossi. Todo lo que tocan se vuelve oro. 

Hay quien se queda en la imagen exterior, en la ropa de Gucci y el piso en Malasaña –pese a que aseguran que se tienen que mudar ya "más al centro"–, pero ellos niegan todo y aseguran bajar a escenarios pocas veces explorados "hemos hecho carrera de representar lo que no se representa, La Llamada está inspirada en un campamento de monjas, Paquita Salas es una representante de actores de 50 que siente que se le ha pasado... La Veneno...; me sorprende a veces haber hecho carrera de poner el foco donde no lo hacía nadie", asegura Ambrossi.

Javier Ambrossi, Juan Antonio Vigar y Javier Calvo. Javier Ambrossi, Juan Antonio Vigar y Javier Calvo.

Javier Ambrossi, Juan Antonio Vigar y Javier Calvo. / Koke Pérez / Festival de Málaga

Pese a ello, rechazan los carnets, no hablan ni de alta ni de baja cultura, "pese a ello hay buenas y malas películas, pero no tiene que ver con la forma", asegura Calvo. Y con ello no temen perder la frescura, de trabajar con amigos y gente conocida en sus dos primeros trabajos a la gran producción que supuso La Veneno "en la que el 90% era su primer papel y no la conocíamos de nada". 

Reciben un premio al talento joven y ellos aseguran no considerarse ya jóvenes. Tampoco de la misma generación "por poco somos milennials ambos", salta Ambrossi. Sí que están de acuerdo en que estuvieron marcados por las dos últimas crisis; sobre todo por la de 2009. "Esa fue la que me hizo empezar a escribir, no teníamos nada, ni expectativas de que nos fuera a ir bien y algunos teatros pequeños en Madrid en los que se empezaban a hacer cosas", relata Calvo.

El salto al vacío que supone no tener miedo a fracasar, porque no hay nada que perder que está en el inicio de tantas carreras creativas, "en los momentos en los que he estado peor es en los que he salido más adelante, creo que eso es lo que tiene esa generación nueva que hemos sabido luchar", remata. 

Ahora, desde su productora Suma Content quieren dar todos estos empujones que les hubiese gustado recibir en un primer momento "estamos muy comprometidos con la gente nueva, queremos apostar y creo que siempre lo hacemos: a la hora de elegir actores, actrices, temas... siempre intentamos que aporte al mundo. El compromiso social es también importante", resume Ambrossi. 

No se dicen de la misma generación, pero se entienden en lugares comunes, en infancias tocadas por puntos conectados pese al tiempo y la geografía que los separa. Ambos eligen una postal veraniega, si deben recordar su infancia: Ambrossi, un atardecer de Canido, en Vigo, donde veranea con su madre y su hermana; Calvo, en un porche en Puerto Lumbreras, Murcia, en el que los platos colgados de la pared tintineaban con el viento al caer la tarde. Detalles que siguen brillando y no hay calima que desluzca.

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