'Niña errante' | Crítica

El fin de la inocencia

La 'Niña errante' de Rubén Mendoza

La 'Niña errante' de Rubén Mendoza / M. H.

Comparte Niña errante varios puntos en común con El despertar de las hormigas, vista hace sólo unos días en el festival. El principal: la importancia narrativa que el autor -en este caso, Rubén Mendoza- otorga a las ensoñaciones, y las pistas que con ellas reparte sobre la personalidad de su protagonista. Otro, no menor: la vertebración de la historia desde un punto de vista puramente femenino y feminista, una vez más, subyacente. Y por último: el acercamiento casi documental a los actores, tan pulcro y detallista en su puesta en escena, que regala al espectador una enorme gama de matices, difíciles de pasar por alto.

Ángela (Sofía Paz) es una niña de doce años que acaba de perder a su padre y se ve inmersa en un viaje con sus tres hermanastras -todas en la treintena, y de diferente madre- a la casa de una vieja tía en el interior del país. Durante el viaje tomará contacto con ellas, con su identidad y se adentrará en los primeros pasos de su feminidad.

En un alarde de valentía, Mendoza escoge abiertamente el punto de vista de la pequeña; y lo hace además desde su vasto mundo interior. Ya en las primeras secuencias, el cineasta marca a las claras que su intención no es engrosar la lista de recursos habituales y asequibles. También lo subraya desde la banda sonora, repleta de pistas exclusivamente vocales que aportan un contrapunto agitado al ritmo especialmente meloso del inicio. La fotografía de Sofía Oggioni resulta igualmente impecable, y se encuentra más cine en la corta secuencia de la playa que en varias de las películas que compiten en esta misma sección. Por otro lado, la magnífica dirección de actores alcanza también al trío de hermanastras; sobre todo en los momentos en que cada una comparte individualmente su punto de vista con la pequeña. “No dejes que te elijan, elige tú”, le recomienda una de ellas. La fascinación con la que Ángela recoge e integra cada uno de los pasajes de la historia constituye un escalón más en el descubrimiento simultáneo de su cuerpo y del mundo.

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