Festival de Málaga

Precariedad y juventud, unidas también en la academia

  • El corto documental ‘#PrecarityStory’ se adentra en la inestabilidad económica que se supone a los jóvenes docentes en Reino Unido

Lorena Cervera, directora de '#PrecarityStory', antes de la entrevista

Lorena Cervera, directora de '#PrecarityStory', antes de la entrevista / Marilú Báez (Málaga)

Precariedad y juventud parecen estar abocados a ser los dos términos de moda en ciertos debates políticos y sociales. Por desgracia, esta no es una moda baladí ni un asunto menor. En España ha sido Ana Iris Simón la que más ha azuzado el debate, siendo tema de portada en los dos diarios con más tirada este pasado fin de semana. En Reino Unido la situación no es diferente. En un mundo globalizado las tendencias son muy similares, como demuestran Lorena Cervera e Isabel Seguí en el corto documental #PrecarityStory.

El documental gira alrededor de la propia historia de Isabel, que da clase en una universidad de Reino Unido en la que la contratan por horas. Para llegar a fin de mes necesita otros minijobs –término sajón para describir trabajos de pocas horas que suelen hacerse mientras estudias o complementarse con otros trabajos–, para llegar a fin de mes. Isabel, entre otras cosas es limpiadora en la misma universidad en la que imparte clases e investiga. Se da la casuística de que es posible que “imparta seminarios en la misma clase que horas antes ha estado limpiando y que le paguen mejor por la limpieza que por el trabajo como doctora”, asegura Lorena Cervera.

Esto se da porque en el sistema universitario británico muchos profesores están contratados a tiempo parcial y con contratos temporales, por lo que las clases “las pagan por horas, más una hora de preparación, cuando realmente para preparar las clases necesitas cuatro o cinco horas por lo que si haces la media te pagan más la hora como limpiadora que como profesora”, añade Cervera.

"No se puede tener un proyecto de vida ni docentes de calidad con un contrato por horas", lamenta Lorena Cervera

El documental que se presenta al Festival de Málaga está rodado entre 2018 y 2020, cuando se produjeron tres huelgas del personal universitario en Reino Unido. La situación, entienden, es crítica: “No se puede hacer un proyecto de vida con contratos por horas. Si quieres tener docentes de calidad tienes que apostar por ello. Nosotras queríamos reivindicar que este no es un sistema que funcione y se está implementando tanto en Reino Unido como en España”.

Otro de los puntos que pretendían reivindicar con la realización de este corto es confrontar al espectador con qué trabajos puede hacer quién, “hay muchas personas que se molestaban al ver a una profesora universitaria hacer trabajos como limpiadora”, asegura la directora.

Y ahí está uno de los principales problemas del profesor universitario, su estatus público es diametralmente opuesto a su economía precaria. Por eso en el documental se hace un viaje desde lo más alto de la élite social intelectual al fondo de sus condiciones en las que se ven abocados a cubrir sus necesidades económicas con otros trabajos.

“Nosotros no queríamos decir que la limpieza no tenga valor o que alguien que ejerce la docencia no debería limpiar, el problema es que son dos profesiones que ahora mismo están muy precarizadas”, con el plus de que la docencia necesita de una preparación intelectual extra y un tiempo de investigación y actualización constante, lamenta Lorena.

Frame del documental '#PrecarityStory'. Frame del documental '#PrecarityStory'.

Frame del documental '#PrecarityStory'. / M. H. (Málaga)

El documental enraíza también con la desesperanza que esta situación genera, con la sensación de promesas rotas. “Se ha generado la falsa expectativa de que nosotros podemos acceder a algo que las generaciones anteriores a la nuestra consiguieron fácilmente y eso no es posible”, narra Cervera.

Esto genera frustración y ansiedad en toda una generación, “lo tomamos como un fracaso personal, cuando es un problema estructural, somos una de las generaciones mejor formadas, pero no podemos acceder a una vivienda ni a un trabajo estable”, añade la directora.

El mundo sigue cambiando y la universidad debe adaptarse para formar a “gente con capacidad para reinventarse constantemente y esta capacidad para adaptarse va a requerir que los conocimientos puedan ser aplicados y trasladados de una profesión a otra”, argumenta Cervera. Pero para eso serán necesarios docentes bien pagados y con una vida estable, no juguetes rotos.

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