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Celia Rico sigue profundizando en los vínculos entre madre e hija en 'Los pequeños amores'

Un instante de la presentación de la película.

Un instante de la presentación de la película. / Daniel Pérez | EFE (Málaga)

Celia Rico Clavellino sigue profundizando en los vínculos maternofiliales en su segundo largometraje, 'Los pequeños amores', nacido de un montón de preguntas que se hizo mientras rodaba el primero, 'Viaje al cuarto de una madre' (2018).

"Surgieron muchas preguntas y pocas respuestas", explica la directora sevillana en una rueda de prensa en la que ha comparecido acompañada del elenco principal, las actrices María Vázquez y Adriana Ozores, junto al actor Aimar Vega, y la productora de la cinta, Sandra Tapia.

Preguntas del tipo "cómo nos vinculamos, qué significa ese amor incondicional o cómo de grande es", dice Rico mientras recuerda que cuando se acercaba a los 40, empezó a pensar cómo serían las relaciones madre e hija cuando "quizá la hija no vaya a ser madre y sea hija para siempre".

En 'Viaje al cuarto de una madre' era la madre quien estaba volcada en cuidar de su hija adolescente que empezaba a vivir su vida, recuerda Rico, pero en 'Los pequeños amores' es justo al revés. Una hija que pasa de los cuarenta debe 'sacrificar' su verano para cuidar de una madre menopáusica y cabezota que vive sola en una vieja casa de campo donde se rompe una pierna mientras pasea con Gigi, un viejo pastor alemán.

Una madre hecha de muchas madres igual de solitarias que Ani

La directora cuenta que la personalidad de esa madre solitaria y 'raspa' sale de conversar con sus amigas, muchas de ellas, con niños pequeños que acaparaban las conversaciones con las que solo empezó a hablar de sus madres a raíz de 'Viaje al cuarto de una madre'.

"No es mi madre -se ríe Rico-, son reflexiones de mucha gente, aunque he metido su abanico (por los sofocos de la menopausia), sobre todo porque casi no se habla de esto".

María Vázquez recuerda que se encontró con Celia Rico al día siguiente de terminar 'Matria', donde interpreta a una mujer poderosa y empoderada, casi todo lo contrario de lo que es Teresa.

"Esta película no se podía hacer de otra manera que con mimos y delicadeza, porque habla de cuidados que tienen que pasar por toda la sociedad. Hay que ver cómo cuidamos y cómo nos cuidamos entre todas y todos para cambiar esta dinámica tan difícil que ahora recae sólo sobre las mujeres", ha señalado Vázquez.

Teresa tiene un novio, un hombre casado, con el que se comunica por el móvil. Ese móvil, detalla María, "es una metáfora de la vida de Teresa que está siempre en lo que no hizo, o hizo y ya pasó y ha perdido", pero para Ani es también "la ventana que se nos abre a las personas mayores a toda esa parte buena que nos ofrece internet", apunta Ozores.

La madre hace tiempo que está sola, viuda, y poco a poco ha convertido su soledad en un montón de manías: quiere pintar sola su caserón para ahorrarse el dinero de los pintores y no deja nunca la iniciativa a la hija.

Menos es más en 'Los pequeños amores'

Un mundo que Celia Rico resume con un minimalismo preciosista -en el que abunda el minucioso detalle del montador, también director de cine Fernando Franco-, donde la falta de comunicación entre ellas habla a gritos en los pequeños detalles: la lluvia, el calor, una sartén o un tazón de gazpacho, esos 'pequeños amores' del título de la obra, que llega a las salas el 8 de marzo .

"Tenemos un tabú de lo que significa la soledad obre todo en una determinada edad; Celia ha venido a romperlo y a cuestionar directamente por qué es malo (vivir sola) o por qué nos resulta desagradable hablar de ello", profundiza Adriana Ozores.

"Estamos rompiendo estereotipos. Se habla de la soledad como algo que es duro pero también tiene su parte buena, y que no pasa nada por estar sola, siendo mujer además. No tienes que tener pareja o puedes no tener hijos sin que se acabe el mundo, y de esto, que es tan obvio, se habla muy poco, porque todavía nos pesan estas losas de 'no valgo' o 'qué he hecho de mi vida si no tengo un trabajo brillante y una pareja estable ni descendencia. Qué terrible", considera la actriz gallega.

La cinta también tiene un foco de luz gracias al joven Jonás (Aimar Vega) que trae a las dos mujeres a la vida, resta importancia y juega, sin más, con las cartas que le tocan. 

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