Insobornable, infatigable, curtido en mil victorias y mil derrotas “como un viejo samurái de Kurosawa”. Así ve el director Emilio Belmonte al músico flamenco Jorge Pardo (Madrid, 1955), protagonista del documental Trance que tuvo este jueves su estreno mundial en el Festival de Málaga.

El saxofonista y flautista madrileño grabó con Camarón La leyenda del tiempo (1979) y formó parte del sexteto mítico con el que Paco de Lucía revolucionó el flamenco, pero ni a él ni a Belmonte les interesaba hacer una película biográfica sino un retrato actual de un músico con una pasión y curiosidad inagotables y de su universo. “Jorge es un cometa que atraviesa diversas galaxias aparentemente lejanas pero él consigue unificarlas, su rol es fundamental en la evolución de la música española de los últimos 40 años”, considera el director, almeriense afincado en París desde hace años.

A Jorge Pardo, Premio de Músicas Actuales 2015 y Premio al mejor músico de jazz europeo en Francia en 2013, esa pasión por investigar le ha llevado de la India a Brooklyn, de tocar a Bach a la música electrónica, todo pasado por el flamenco. “De siempre los músicos hemos sido viajeros y la mayoría de los estilos musicales están fundamentados en la fusión, no es algo que se haya inventado ahora”, dijo Pardo antes de la proyección. “Sólo que ahora todo sucede a una velocidad mayor, hay más comunicación y más comprensión también por parte del receptor”.

"De siempre los músicos hemos sido viajeros: los estilos están fundamentados sobre todo en la fusión"

Trance le acompaña durante dos años en sus viajes por España y el mundo, al encuentro de otros músicos como Chick Corea, Niño Josele, Duquende, Pepe Habicuela, Edmar Castaneda o Mark Giuliana. La excusa argumental, organizar un concierto en el que participen algunos de esos amigos y por el camino ir desvelando perlas de su modo de ver la vida, inseparable del arte.“El que quiera vender seguridad que se la venda a otro, yo he vivido lo suficiente para saber que esto es un día a día, que hay que encajar los golpes y pequeñas frustraciones, apretar los dientes y saber que hay momentos buenos e intentar equilibrar tu psique, que la euforia tampoco te enferme porque también se puede morir de éxito”, reflexiona.

La cámara se asoma también a su intimidad y deja ver lo complicado que puede ser compaginar la vida nómada con las relaciones de pareja. “¿Quién sabe de esto del amor y la convivencia, si hay un método mejor que otro?”, plantea, “es una gran incógnita, grandes poetas y filósofos no han dado con la clave, es un poco tópico pensar que las relaciones son más difíciles o menos disfrutadas para los que nos movemos constantemente o para los que se quedan”. Trance es una producción mayoritariamente francesa, segunda entrega de un proyecto de trilogía flamenca.